sábado, 4 de diciembre de 2010

Estrellas colapsadas

Lento amanecer.
Desperezo infecundo de la desazón.
La conciencia se aclara
    y en vigilia aún
        la carga retroactiva de la tristeza.

Desde mi rascacielo observo
    a estrellas colapsadas/
Y el vacío se expande
    desde el alfiler prendido en el corazón.

Sí...
    tendría que rodar un planeta
        para aplanar la áspera rugosidad
            de estos sismos abiertos.
        Este estilete rojo y frío
            llega con su color punzante
    hasta el codo irredento de la esperanza.

Afiebrado despertar me trae
    el nacimiento de este invierno.
Intima inspiración
    de oscuridades invencibles.
¡Volver y volver
    a la tierra histórica de los degüello!

Sí/
    han de rodar los planetas
        sobre las piedras de los ojos desorbitados.

No/
No hay    solo un llanto en el mundo...
Pero no hay oídos y el aire se marea
    en la tinta desesperada de los diarios.

Añoso y fuerte crece el árbol
    que abunda en frutos de soledad.
¿Quién ha de remediar esta conciencia
      salpicada de ocultas sangres?
¿Quién ha de ser
    la inspiración retroactiva de la alegría?

Hieren/
    vuelto hacia adentro/
        los cristales salinos de los ojos.

¡No!
¡Ni con el cañón en sus hombros
    se hará vil    esta guerrera mansedumbre!
¡Ni aún cuando el pánico
    desparrame sobre la piel herida
        sus aguas salobres!

¿Cuáles serán las manos continentes/
    de estas
        ya desprendidas de los brazos?

¡Así!
¡De vaciedades
    también sueñan los cielos!

Autor: Juan C. L. Rojas
   

AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.