domingo, 4 de marzo de 2012

Luvina


                                                           (Me soltaron y me dijeron: «Te amarramos 
                                                           porque cuando llegaste vimos que se te había 
                                                           perdido el alma, que tu alma te andaba buscando, 
                                                           y te amarramos para que te encontrara.»”.)
                                                           JUAN RULFO




Caigo en esta desolación
    donde muerde a la piel 
        estas llamas del viento.

  

Proyectiles y areniscas.   
Un sólo haz bajo el sol
    para fundir los sueños/      /duros sueños/
 que van de nuevo barranca abajo           /tumbados/
       por la salvaje oquedad del horizonte.

Pudieran tus manos 
  blindar mi frente/    
para avanzar
      una vez más         como lanza perfumada
   /rompiendo/       el negruzco pantano del aire.

Pudiera ser mi sangre 
    potente mar
       atravesando los corales.
  
 ...Y soy...    a pesar del cruel descarne
   del desierto...  soy jinete trashumante
    que te sueña/      sabiéndote
    oasis inminente
          en los fulgores de la dicha.

Juan C. L. Rojas

domingo, 22 de mayo de 2011

Puerta cerrada

El mundo hace rodar 
    su círculo de luces y sombras.

Allí dentro/ 
    se retuercen escondidos lagares
donde en pantano espumoso
    rema lenta y arcana/
afanosa señora La Búsqueda.

Se ha perdido la sabiduría
    y no sabe...
Se ha caído en el fango.
La ha perdido en la fosa profunda.

Y yo soy    acaso
apenas una hoja/
en este árbol añoso y estúpido del tiempo.

Apenas una hoja amarilla 
    quemada de otoños.
Sólo ínfima nervadura graciosa
    de vapor y carbono
a punto de caer
    en el disoluto confín del espacio.

Y ahora/
cuando mi carne ya cierra
    sus túneles
de otrora ríos sedientos...
Cuando la molécula falaz de la esperanza
    ya cede el color de su última bandera...
¡que no llegue el amor entonces,
    en la ausencia incipiente!
Que no venga a festejar
    con sus lágrimas de sal...
con fumatas ociosa de llanto
    esfumada dulzura y recuerdo.

¡Que ya no venga
    con su postrer oración
a esta última puerta cerrada del bronce!

Autor: Juan C. L. Rojas 

miércoles, 11 de mayo de 2011

Sueño después del sueño


Pude soñarte
    una vez más esta noche
y arden mis ojos 
    vueltos a la suave grama que transitas
        cuando la inquietud interroga de inmediato.

¿Dónde estarás 
    cuando buscando la primera luz
        se abren las ventanas de mi ser?
¿Luz de quién
    entonces
        será tu rostro?

Y en esta mañana que te pienso/
cuando pretendo distraerme 
    en el desenredo del silencio/
en esta mañana de ausencia y lejanía
¿Qué sentirá tu piel 
qué tus manos
    añoradas de mis dedos?

El boceto de esta niebla de otoño
    divaga entre el recuerdo....
        y es así que me ilumina
            ...pero extraño sin embargo
        la danza discreta de tu andar...
    el fuego rítmico que encendemos/
La flor de tus labios conjugada en la sonrisa.

Veo tu luz
    en las sombras de la luz
        adentrándose en mi alma/
    con su brillo/
y la elocuencia completa de tu mirar.

Suena el ventanal de mi balcón...
    son los suspiros    descubro
        que se derrumban juguetones con el viento.

¿Volverás quizás    a cultivar
    al menos
        los surcos de mi calma solapada?...
Sólo me responden
    el misterio gris de esta niebla
        y el viento sibilante
    que atenaza a las paredes

¡Qué terco el sentimiento
    que deja este mensaje 
        como un puente sublimado/
            un puente que se extiende
                 hacia la otra orilla ansiada del regreso!

Autor: Juan C. L. Rojas

viernes, 29 de abril de 2011

Lucha

Esta lucha mía/
desvergonzada/
de tenaz sueño adolescente
    cosida en cuerdas de acero en mis manos templadas.

Este vigor en las sombras
    donde arde mi espíritu
        a horcajadas sobre escaleras endebles.

Vehemencia mesiánica
    que desenredar pretende
        las trenzas sin concierto
    donde pende el tembladeral...
         titirital humano del que soy también
            gota de espuma/
                movedizo muelle/
                    aprendiz de equilibrista/
simple andante palaciego 
    o rey    sin reino ni princesas.


Quijotesca ingenuidad/
fortaleza de átomo invisible/
insulsa visión
    que congrega alegorías de arena/
confín de los médanos/
montículo verde en océano sideral.


¡Oigo! ¡Sí, oigo!... el son de los sueños/
rotos cristales    entre cofres y herrumbres...
sonar de batallas, retumbos
    en esta memoria sin manos
        vedadas de tibias caricias
    en el callejón oscuro del tiempo
donde degolladas ruedan
    las frutas tímidas del amor.

...Y dormiré    seguramente    por fin/
con esta flor clavada en mi pecho
    ¡mas no aún!
no antes del último tropel
    hollando mi cuerpo.

Autor: Juan C. L. Rojas

sábado, 5 de febrero de 2011

Soledades


Transito este congelado desierto que encadenan las centurias
donde a veces    /solo a veces/
    salta el chisporroteo de la luz intensa del alma
        /del líder que crucifican/
            ...que enmaderan/
    las siempre arrepentidas edades del barro.

Y portero de nubes soy...
Estas nubes que confluyen
    en el espacio de mis sombras.
Estas sombras que dibujan al hombre
    en su andar de esqueleto petrificado...
Esqueleto que cae al leve roce
    de esa hoja de otoño que sesga impávida
        la nevada sien de mi canción.

A pesar de la memoria canto/
    porque bebo el agua dulce de tus ojos/
Tus ojos que encarnan
    el fotón energizado de mis sueños/
        mi esperanza.

Es por eso que vivo.
Es por eso que anhelo tus manos
    para barrer de luz con tu amor/
        estos horizontes oscuros.

Navego este río abrazado a tu cintura/
y me haces ver/
los peñascos alados de verde
    en aquella ribera.
Litoraleña herencia me deja fluir
    manso o bravío    en este torrente. 

¡Es a luz lenta que se construye la noche!
    en esta carpa rudimentaria/    convaleciente templo/
anegado santuario de esta colectiva conciencia
    desatinada y torpe del mundo.

¿Aguerrido me ves?
    ...comprende que es por tu corazón
        que es fuerte el mío/
...y si hay gloria en mi frente
    fue de tus manos
        que ha brotado el laurel.

¡Oh , cuánto ganaría el mundo 
    si le hiciéramos perder
        sus profundas soledades!
Dame tus brazos entonces 
    para marchar
        entre esta confusa contienda/
   y en este celo y deseo
        otros tal vez
            se unirán.

Autor: Juan C. L. Rojas

AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.