Salvajemente
ametralla el sol
la plaza de las miserias/
donde el ego mancomunado
evapora los desperdicios
último puerto
de la indigencia desesperada.
Una vez más despierta
bajo la punta aguda del dolor
esta historia
vapuleada de ironías existenciales.
Carros con motores de alambres/
Alambres que atan el alma/
Carros que arrastran la carga vacía del pan.
La idea genial del gobernante
es quemar las migajas
para tapar la vergüenza/
la vergüenza por el hambre decretado.
Ya no cantan/
Los jilgueros lloran/
a las raíces cementadas de la flor.
Las agujas del reloj apuñalan/
Apuran la sangre
las heridas de la discordia.
Los estético de la estética
/son ciegos/
no ven la chorrera mugrienta de sus corazones.
Y lloran los jilgueros/
Ya no cantan
en la calle de las miserias.
Autor: Juan C. L. Rojas
Éste es un canto a la dolorosa verdad; y ya vez tímidamente, como al alba,el jilguero comienza a hacer oir sus trinos.
ResponderEliminarNos seguimos viendo!!!
Cariños!
Gladys.
Olá Juan Carlos!
ResponderEliminarObrigada pela visita!
Abraços
Vera