Pájaros titilantes
golpean el cristal de mi ventana/
me invitan al abrazo tibio de su vuelo...
y yo me entumezco en el pudor.
Las consignas de la libertad aguardo
en la satrapía del escrúpulo/
águila perdida en el profundo arcón del miedo.
En cumbres inaccecibles anidas ave misteriosa/
poeta de nubes y horizontes/
señor incomprendido de distancia y firmamento.
Prejuicios de dioses y cavernícolas pululan en los valles/
del mal se ríen sus sombras con la boca de otro mal.
La piedad del viento
romperá las telarañas que aprisionan estas alas/
¿Se enfriará tal vez esta pasión
que desuela en los torrentes escarlatas?
Ya está marchito el sueño
de amamantar la vida
con la nutriente cuerda del amor.
Ya están marchitas las hojas
que calentaron las espinas del odio
y aún se yergue mi voz
/aunque aturdida/
en este paisaje de alaridos y estruendos
para enarbolar acaso
mi esqueleto de espíritu trashumante/
anhelando nuevos brotes de retoños y verdores.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas