No son juncos
los que se mueven en los secos cañadones/
No son ramas/
ni flores marchitas agitándose.
Son los brazos
son las manos
de los hundidos en la tierra.
Liturgia de pañuelos blancos
/batiendo/
llora el aire.
...Y yo observo
bajo una fresca hoja de trébol
¡los surcos profundos
de esas frentes cansadas!
Alambre oxidado se retuerce
sobre cercas arbitrarias
de vacíos estamentos.
...¡Los iones de galvánica corriente
atraviesan la oscura entraña del átomo!
Cada tanto se renueva en la historia
infecunda languidez del espíritu/
y en los rediles...
una misma cosa suelen ser
pastores y lobos.
Los corazones fueron alguna vez
santos continentes de sueños.
Hoy el Mar Muerto husmea impávido
antiguos hedores y heridas abiertas.
Las banderas
costean la supervivencia con sangre derramada/
y la venganza florece de espurias semillas.
Vez tras vez
regresan con fusiles
los espinosos retoños.
Asustado/
bajo trincheras y fortalezas endebles
continúa deambulando el Hombre.
Autor: Juan C. L. Rojas
Discusión sobre el poemario "Sobre la piel de la Tierra". Difundir, expandir su mensaje,... con el objetivo (¡Vaya pretención la mia!), de reflexionar y contribuir a un poco más de armonía sobre la tierra,... aprender más sobre el amor y no sobre la guerra, el odio, la opresión. Ya es hora de abrir un poco las conciencias; especialmente la de los poderosos, para que puedan ver las desigualdades e injusticias plagadas de egoísmo y necedad.
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jueves, 14 de enero de 2010
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