"En el principio el Verbo era.
Y el Verbo estaba con Dios.
Y el Verbo mismo era un Dios."
Juan 1:1
Ante la soberbia del polvo se ofendieron los dioses.
Ladrillos dispersaron en el aire.
Cayeron la piedras
los verbos los nombres.
Millares de lenguas confusas hirieron los confines/
Y de pié aún el ser/
(se dice humano)
protege su temor
que ignora el mensaje del espíritu.
De pié/ Babel/
en su pertrecho de pólvora y alfabetos.
También el susto
de herir con estos versos.
¡Ay!
Se endurecen bajo el sol
argamasas imposibles.
Tengo miedo de accidentar esta expresión.
Miedo de atar mi dimensión a las palabras.
Siento la carencia enfermiza del lenguaje del silencio...
Siento que sólo los ángeles encienden las miradas.
Puedo escurrir estas letras sin embargo/
en los puntos inconexos
de lo mudo y de lo sordo.
Temo vez tras vez
el agobio de los pueblos en la ardua diplomacia
de la palabra muerta e imprecisa.
Temo el desgaste del amor
bajo normas y convenciones, de signos y protocolos...
"Estarán escritas en el corazón (dijo el profeta)
las tablas de la ley".
Tiembla Babilonia en el centro de esta hoja
que se cree vacía
a pesar de tanta tinta derramada.
Volveré, tal vez /distante/
a la nube antigua.
Volveré
a mi duro silencio.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Y el Verbo estaba con Dios.
Y el Verbo mismo era un Dios."
Juan 1:1
Ante la soberbia del polvo se ofendieron los dioses.
Ladrillos dispersaron en el aire.
Cayeron la piedras
los verbos los nombres.
Millares de lenguas confusas hirieron los confines/
Y de pié aún el ser/
(se dice humano)
protege su temor
que ignora el mensaje del espíritu.
De pié/ Babel/
en su pertrecho de pólvora y alfabetos.
También el susto
de herir con estos versos.
¡Ay!
Se endurecen bajo el sol
argamasas imposibles.
Tengo miedo de accidentar esta expresión.
Miedo de atar mi dimensión a las palabras.
Siento la carencia enfermiza del lenguaje del silencio...
Siento que sólo los ángeles encienden las miradas.
Puedo escurrir estas letras sin embargo/
en los puntos inconexos
de lo mudo y de lo sordo.
Temo vez tras vez
el agobio de los pueblos en la ardua diplomacia
de la palabra muerta e imprecisa.
Temo el desgaste del amor
bajo normas y convenciones, de signos y protocolos...
"Estarán escritas en el corazón (dijo el profeta)
las tablas de la ley".
Tiembla Babilonia en el centro de esta hoja
que se cree vacía
a pesar de tanta tinta derramada.
Volveré, tal vez /distante/
a la nube antigua.
Volveré
a mi duro silencio.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
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