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domingo, 24 de agosto de 2014

El temor de Babel.

                                                         "En el principio el Verbo era. 
                                                          Y el Verbo estaba con Dios.
                                                          Y el Verbo mismo era un Dios."

                                                          Juan 1:1


Ante la soberbia del polvo se ofendieron los dioses.
Ladrillos dispersaron en el aire.
Cayeron la piedras
    los verbos    los nombres.

Millares de lenguas confusas hirieron los confines/
Y de pié aún    el ser/
    (se dice humano)
protege su temor
    que ignora el mensaje del espíritu.

De pié/    Babel/
    en su pertrecho de pólvora y alfabetos.
También el susto
    de herir con estos versos.

¡Ay!
Se endurecen bajo el sol
    argamasas imposibles.

Tengo miedo de accidentar esta expresión.
Miedo de atar mi dimensión a las palabras.
Siento la carencia enfermiza del lenguaje del silencio...
Siento que sólo los ángeles encienden las miradas.

Puedo escurrir estas letras sin embargo/
    en los puntos inconexos
        de lo mudo y de lo sordo.

Temo    vez tras vez
    el agobio de los pueblos en la ardua diplomacia
        de la palabra muerta e imprecisa.

Temo el desgaste del amor
    bajo normas y convenciones, de signos y protocolos...
"Estarán escritas en el corazón (dijo el profeta)
    las tablas de la ley".

Tiembla Babilonia en el centro de esta hoja
que se cree vacía
a pesar de tanta tinta derramada.

Volveré, tal vez    /distante/
    a la nube antigua.
Volveré
    a mi duro silencio.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

martes, 5 de agosto de 2014

Boomerangs

Nubosidad de pájaros
   suelta el aire inesperado
      y detrás/   la hecatombe.

Las chimeneas sedientas
   vomitaron espumas de fuegos.
Entre tanto
   el servilismo inclina la cabeza
      sin ver/   las volutas negras 
         de sus nubes/
   Nubes que siegan la semilla
      de la pólvora y el espanto.

Se estrellan/
racimos fragorosos
   sobre las candilejas ya oscuras.
Y en las almas se apretujan las heridas.

Por ser olvidado erial
  raquítica es
      la esencia del espíritu.
Por no entender la Ley
   de la siembra y de la siega
      es que caen sus cabezas.

Por no entender
   la ley primordial del amor
      es que vuelven hiriendo sus boomerangs
   como lluvia de verano.

Aquí estoy
   en mi bunker
      verdecido y vulnerable.

Aún viriles estas hojas otoñales
   copulan sobre los tallos flagelados.

Repaso solitario
   estas consignas del amor/
deudas que inundan extensas geografías.

Más arriba
   arriba de mis sueños/
      zumban/
boomerangs en el aire.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 22 de febrero de 2014

Vana explicación. (Acerca de: "Palabras inútiles")





El prólogo de "Sobre la piel de la Tierra" surgió por cierta repugnancia... El libro en sí, nació de cierta repugnancia e impotencia.

Cuando empezé a escribir sus poemas, la guerra arreciaba en Irak, en Medio Oriente... ¡Otra vez la guerra!...

¡Es repugnante, detestable, que a esta altura del siglo veintiuno, el Hombre todavía no pueda resolver en paz sus cuestiones!... Y es porque, en este ínfimo espacio del Universo, hay seres demasiado "pequeños" (¡de sesos!)... Pero seres de arrolladora avidez, y odio monumental.

Pero también están los demás, que suelen estar muy cerca nuestro; sí, suelen estar entre nosotros. Tienen un espíritu de tal indolencia, total indiferencia, que no les pesa haberlos puesto en el poder, a esos reyes de la mezquindad. Quizás aún no se sienten afectados por el desastre que provocan.

Sí, otra vez la guerra. El desprecio total por la vida. El derroche del pan en pólvora y misiles; mientras miles de niños en el planeta se mueren de hambre, o crecen con deficiencias y carencias de todo tipo.

Cientos de veces se suele hablar de "pueblo", en variados conceptos demagógicos... Lamentablemente, ¡cuánto de razón ha tenido Maquiavelo!... ¡Cuántas veces somos culpables de lo que tenemos, por pensar en nosotros mismos en desmedro de los demás!... Al no considerar al próximo (prójimo), ¡menos al de más allá!

No aprendimos (ni siquiera con nuestro egoísmo), que del aleteo de una mariposa en el otro confín, tarde o temprano nos llegará su brisa. La Tierra es nuestro hogar. Inevitablemente, el incendio en la habitación vecina chamuscará nuestra piel.

...Mencioné al arte también, allí en el texto; ¿lo nombré con cierto vilipendio?... Corrijamos entonces: No será el arte quien deba pagar las facturas; sí, el concepto erróneo que el mundo suele tener acerca del arte; ello es lo que debe correr con las cuentas. Mucho de ese arte suele llegar como "adornillos" a la casa de los poderosos, para engalanar aún más su ostentosidad; pero esos objetos no conmoverán sus corazones, en piadosa acción concreta hacia el bien común... ¡Sí, puede que de ellos surja algunas migajas!... sólo para calmar sus conciencias.

¡Ja! ¡Algunos expertos buscan la "sutileza" del arte!... y el verdadero arte suele ser crudo, como la crudeza horrenda de la realidad.

Por ahí la portada de mi libro. Yo mismo lo armé; de lo que surge aquí y allá sobre la piel de la Tierra. Asumo la culpa.

Estampas anecdóticas, habrá dicho algún "artista"... ¡Oh, cuánto anecdotario, para mejorar, para corregir, para desterrar del mundo en que vivimos! http://www.informador.com.mx/internacional/2009/67123/6/la-violencia-no-justifica-mas-violencia-en-oriente-medio-onu.htm

Juan Carlos Luis Rojas 



AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.