Lágrimas a flor de la pupilas...
Momento justo en que se funden nuestras almas
a pesar de la higuera
y su sedienta pasión de florecer.
Ya lo sé
son excusas para segar los míos
tu siembra de besos en el aire.
Ultimo cogollo de flor y fruto
devoró mi boca...
más sangró el adiós
anhelando morir el día.
Entre los dedos del corazón
se escabulle la tarde
y no pueden
detener mis manos
el triste vibrar
de la caja oscura de la noche.
Voy a perdonar nuevamente
a este muelle...
¡Maldito muelle
que obsecado sacude mi sangre!
Van a olvidar mis ojos
el desnevar violento de sus cumbres.
Ya sé que hay en ti
un rincon donde habito
en retazos que te duelen.
Dejo correr este río.
Bajo el puente de mis venas
transcurren sus fragores.
Lo dejo correr
hacia la pequeñez del mar.
¡El mar!
¡Cuán pequeño habrá de ser!
Autor: Juan C. L. Rojas
Momento justo en que se funden nuestras almas
a pesar de la higuera
y su sedienta pasión de florecer.
Ya lo sé
son excusas para segar los míos
tu siembra de besos en el aire.
Ultimo cogollo de flor y fruto
devoró mi boca...
más sangró el adiós
anhelando morir el día.
Entre los dedos del corazón
se escabulle la tarde
y no pueden
detener mis manos
el triste vibrar
de la caja oscura de la noche.
Voy a perdonar nuevamente
a este muelle...
¡Maldito muelle
que obsecado sacude mi sangre!
Van a olvidar mis ojos
el desnevar violento de sus cumbres.
Ya sé que hay en ti
un rincon donde habito
en retazos que te duelen.
Dejo correr este río.
Bajo el puente de mis venas
transcurren sus fragores.
Lo dejo correr
hacia la pequeñez del mar.
¡El mar!
¡Cuán pequeño habrá de ser!
Autor: Juan C. L. Rojas