Me detengo en las palabras/
¡estas pobres palabras!/
Ladrillos rudimetarios del sentimiento
que cayeron en mis manos
de inexperto albañil de la expresión.
Ah, si pudiera ser poeta de elocuente sabiduría
para describir la tristeza de aquellos ojos/
Las semblanzas del hambre
y la impotencia que emerge
de la sed de justicia.
Que rebelde lluvia fuera la tinta
para salpicar con su voz
los pétreos rostros
de indiferencias y soberbias.
Ah, si pudiera mi corazón/ mi pluma/
mezclar en el crisol nuevas alquimias
para develar el mezquino
misterio de los trigales.
¿No bastan acaso para el fuego
esas miradas de ruegos y desesperanzas?
¿No bastan para la indignación
los otros ojos engordados
del desinterés y la desidia?...
Porque no es poco/
me basta para el dolor
las calles oprobiosas de mi patria.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas