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sábado, 14 de noviembre de 2015

Simple

No es/

   ni fortuita
      ni gratis
   la defección que siembra la indolencia del espíritu.
Tarde o temprano
   brotará la semilla de su mal.

Es porque no piensa con el corazón
   que el mundo cae en el raciocinio de su muerte.
Su necia picardía
   guarda el escrúpulo en los cofres del cinismo.

Todavía desierto de amor/
   fustiga sangre el andar de los hombres.
Se creen sabios/
y enseñan malabares a robots
   en el campo sideral de atónitas estrellas...
pero sus almas no saben volar.

Pareciera vano    finalmente
   el hechizo que nos brinda
      la floresta colorida en el desierto.

Es así/ que revuelto en penurias combativas
   danza este follaje amarillento/
de quien fue quitando verdores
   el hollín y la flama
      del ardiente vivir.

¡Pero es simple el remedio, sin embargo!...
¡Simple!
Como una gramilla extendida
   sobre la piel de la tierra.

Es sólo saber sentir/
   para comprender a las voces
      que suenan en estos ojos.

De toda esta...
   crudeza de la desidia
      me desahogo a veces mirando a los nidales/
   Donde los picos besan
      al amor
         vestido de plumones...
y veo a la lluvia/
   generosa/
      alimentando a la semilla.

También te miro/
y aunque nos crean en el altar de la locura
   deja que sea inseminada de estrellas
      la cuenca florecida de tu cuerpo.
Embriaga tu corazón de sentimientos/
   para que estalle
      en cada poro de tu piel/
para dulcificar    simplemente
    /como lo hacen tus ojos/
este ácimo pan
   que nos toca vivir.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 9 de mayo de 2010

Doncellas enlutadas

Crece la reverberación opaca de este canto mío
   /ya oscuro/
que pretende disparar
   /su negra luz/
a ese subterráneo pensamiento que se cree espiritual/
A ese    testamento enmarañado
   que se enreda desde las uñas de los pies.

Arrojo al viento
   el amianto pulverizado de mis versos
que ya no aísla 
   esta jornada interminable de miserias.

Son poderosas lagartijas del desierto
   ¿verdad?
estas que escupen las palabras de credos ancestrales.
Estas que adensan
   el pantano fundamentalista.
Estas que ignoran asideros naturales.
Estas que imponen
   la condena  de piel sin sol...
   /in aeternum/
      velo de doncellas enlutadas.

Mas/ 
que no cante occidente que se cree liberado
   mientras arma su corbata/
que etiqueta la falacia de su propio embuste.

¿Cómo frenar este despojo insaciable
   /que arrasa/
      en nombre de teofilias irreverentes/
         que sólo ensalzan
             a dioses oscuros de la muerte?

¿Será que sólo la sangre y el dolor
   refresca la endeble memoria del hombre?

En el orillero confín del horizonte
   donde se yergue bendita la aurora
      ¿meditarán algún día estos dioses
         sentimientos de vergüenza
            al ver por fin
               su propia obra alumbrada?

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.