Ya hace días
se han cortado las marras
y va esta nave a la deriva
en la mar de la incierta forma de vivir.
Las velas del viejo bergantín
de ojos sin asombro
/leves al cielo/
atienden husmear de gaviotas
y la opaca fugacidad de aves migratorias.
Sin rosa de los vientos/
Sin comunicación
ni de cielos ni de infiernos.
Sólo son ondas vacías los ecos del aire.
Y salvo estas borrosas señas de mi pluma
(en un día de un tal San Valentín
me dicen)
en la bitácora abandonada/
las fechas quedaron desnudas/
desiertas/
sin los trazos de mis versos...
Solo yo entre el polvo de las estrellas
(como un dios??)
para enfrentar esta locura
de marchar sobre las olas.
Pero ya no importa.
No tienen sentido
ni luz ni la oscuridad.
Sólo importa desapegar el alma
de tinos destinos y desatinos.
¿Es la deriva la filosofía perfecta del andar?...
Sin embargo veo el orden aún
en el cosmos infinito en que bogo/
Más grande se hace entonces
la doliente libertad.
La esperanza suele ser
una estela claroscuro de espumas fulminadas.
Sé que avanza/
Avanzo sobre este erial de viento imprevisible...
el viento que se vuelca inevitable.
en los huecos vacíos y ubicuos de la atmósfera.
Puedo sentirte sin embargo
en la indolencia de los azul/
en el verdor transparente
/que desaparece/
hostigado de algas que pululan.
Te siento en el sonido profundo
de las tormentas...
Las tormentas se asean
bajo la luz ausente de los ojos.
Seguiré aún
No sé hasta cuándo.
Arrastrado, nada más
por la conciencia irracional de la sangre
que impele a existir
por existir.
Autor: J. C. L. Rojas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Es un gusto contar con tu visita y comentarios.