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domingo, 21 de marzo de 2010

Vergüenza

Cumplida en fecha y hora
    la rutina rumiante de lo urbano
golpea de repente a nuestros ojos
     /las sombras/


Cuando el té de la tarde
    ha desaparecido en el fondo
        de la fina porcelana...
Cuando sueña la conciencia
    nada más
        que un tranquilo divagar
se adentran    inevitables    en nuestros pechos
     /las sombras/
Las sombras de las miserias cayendo con el sol.


Un ejército de comandantes diminutos
    avanzan/
        entre cacharros y humedades.
Con olfatos cauterizados
    avanzan/
Con manos llagadas 
    y murallas
        tras la ausencia de los sueños.
Manos que prueban a diario la moneda del hoy.
El hoy sin mañana
    el futuro cayendo de su suerte.


Sus ojos oscuros atraviesan los cristales.
Allí    donde suspendo mi café 
    y salta mi vergüenza.
Se abalanzan con ungüentos
    de barros y desidias...
De avaricias tiemblan las corbatas...
    Sus colores despectivos
        se empapan de sudores temerosos.


Cosen sus senos/
    sus bolsillos/
        sus ojos.
Más tarde
    yo también
valentón camino entre ellos/
entre los despojos de residuos abarrotados.


Me asaltan temores e impotencias...
Cargo en mi maletín
    el altruismo demacrado y avaro del mundo/
También llevo mi vergüenza
    y la incertidumbre de que alguna vez
        pudieran sumar los poderosos.


Autor: Juan C. L. Rojas







miércoles, 2 de diciembre de 2009

Semilla de voces


Es hora de aumentar el fragor
   de la voz endurecida del poeta.
¡Que resuene amartillada 
   la sierra oscilante de su timbre!
¡Que sacuda sin piedad
   las paredes esclerosadas
     de las arterias del tiempo!

Es hora de romper esta alienación/
   que más hunde 
      los estratos sufridos del alma.
Es hora de soltar las riendas 
   a la audacia del espíritu/
      toro maneado
         a las cuerdas invisibles de la ignorancia/
   la otra ignorancia profunda
      que obstruye
   el olfato del entendimiento.

¡Palpita intensamente
   el pecho desesperado de los ojos!
Los ojos que ven 
   el paso ciego de la historia.
Historia que cuaja marchita
   en el corazón de los hombres.

Debería     hoy mismo
   descarnar estas sensaciones
      ablandando
         las pértigas arrumbadas del vocablo.
   Debería soplar    el perezoso sopor
      sobre la opaca luz del pensamiento.

No es poeta
   el portavoz de sólo bellos versos.
Es poeta quien inclina 
   la campana sonante de la tierra.
Es la voz que nace de las voces silenciosas.
Es la pluma que discurre de los gritos ya cansados.
Es el verbo que agiganta los senderos
   escapando de prisiones preceptivas.                                                                                 
¡Deben hacer oír    poetas
   personales campanarios!
¡Señalar con vuestros faros
   las borrascas en el mar!
No es vuestra función
   ornamentar    el oro de las letras
ni la conciencia de literatos
   ni la melodía altisonante
      de panfletos coloridos.

Lanzo de nuevo esta voz
como de álguien perdido bajo escabeles.
Acaso pueda
   revenir la luz de las semillas
      que laten aún
   alrededor de este quieto
      mojón del tiempo.

Autor: Juan C. L. Rojas
  

AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.