Cumplida en fecha y hora
la rutina rumiante de lo urbano
golpea de repente a nuestros ojos
/las sombras/
Cuando el té de la tarde
ha desaparecido en el fondo
de la fina porcelana...
Cuando sueña la conciencia
nada más
que un tranquilo divagar
se adentran inevitables en nuestros pechos
/las sombras/
Las sombras de las miserias cayendo con el sol.
Un ejército de comandantes diminutos
avanzan/
entre cacharros y humedades.
Con olfatos cauterizados
avanzan/
Con manos llagadas
y murallas
tras la ausencia de los sueños.
Manos que prueban a diario la moneda del hoy.
El hoy sin mañana
el futuro cayendo de su suerte.
Sus ojos oscuros atraviesan los cristales.
Allí donde suspendo mi café
y salta mi vergüenza.
Se abalanzan con ungüentos
de barros y desidias...
De avaricias tiemblan las corbatas...
Sus colores despectivos
se empapan de sudores temerosos.
Cosen sus senos/
sus bolsillos/
sus ojos.
Más tarde
yo también
valentón camino entre ellos/
entre los despojos de residuos abarrotados.
Me asaltan temores e impotencias...
Cargo en mi maletín
el altruismo demacrado y avaro del mundo/
También llevo mi vergüenza
y la incertidumbre de que alguna vez
pudieran sumar los poderosos.
Autor: Juan C. L. Rojas
Discusión sobre el poemario "Sobre la piel de la Tierra". Difundir, expandir su mensaje,... con el objetivo (¡Vaya pretención la mia!), de reflexionar y contribuir a un poco más de armonía sobre la tierra,... aprender más sobre el amor y no sobre la guerra, el odio, la opresión. Ya es hora de abrir un poco las conciencias; especialmente la de los poderosos, para que puedan ver las desigualdades e injusticias plagadas de egoísmo y necedad.
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domingo, 21 de marzo de 2010
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Semilla de voces
Es hora de aumentar el fragor
de la voz endurecida del poeta.
¡Que resuene amartillada
la sierra oscilante de su timbre!
¡Que sacuda sin piedad
las paredes esclerosadas
de las arterias del tiempo!
Es hora de romper esta alienación/
que más hunde
los estratos sufridos del alma.
Es hora de soltar las riendas
a la audacia del espíritu/
toro maneado
a las cuerdas invisibles de la ignorancia/
la otra ignorancia profunda
que obstruye
el olfato del entendimiento.
¡Palpita intensamente
el pecho desesperado de los ojos!
Los ojos que ven
el paso ciego de la historia.
Historia que cuaja marchita
en el corazón de los hombres.
Debería hoy mismo
descarnar estas sensaciones
ablandando
las pértigas arrumbadas del vocablo.
Debería soplar el perezoso sopor
sobre la opaca luz del pensamiento.
No es poeta
el portavoz de sólo bellos versos.
Es poeta quien inclina
la campana sonante de la tierra.
Es la voz que nace de las voces silenciosas.
Es la pluma que discurre de los gritos ya cansados.
Es el verbo que agiganta los senderos
escapando de prisiones preceptivas.
¡Deben hacer oír poetas
personales campanarios!
¡Señalar con vuestros faros
las borrascas en el mar!
No es vuestra función
ornamentar el oro de las letras
ni la conciencia de literatos
ni la melodía altisonante
de panfletos coloridos.
Lanzo de nuevo esta voz
como de álguien perdido bajo escabeles.
Acaso pueda
revenir la luz de las semillas
que laten aún
alrededor de este quieto
mojón del tiempo.
Autor: Juan C. L. Rojas
Etiquetas:
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