Siembra de sueños derramó la vida
sobre los surcos del tiempo
donde las flores quisieron brillar.
La extensión de la esperanza
se fue desdibujando
entre pedregales y peñascos.
Fue cayendo/
perdida en el lodazal del odio
luego del canto y el llanto/
silbando con el viento dolorido.
Las dudas por doquier espinaron los valles.
Un delta oscuro
de frutales derrochados
fue entregando la corriente
sobre cielos y tierras.
Era la maldad un torrente
perfumado de sangre.
Los trigales muertos bajo el horror
de asesinos incendios del alma.
...Y fuimos sombras allá
recogidas de temor/
vulnerables/
a las hachas gigantescas
en manos invisibles…
Los continentes quedaron vacíos/
prestos a volcarse
hacia el horno oculto del mar.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas