(A Cesar Vallejo)
"Hay golpes en la vida tan fuertes...
golpes como del odio de Dios;
como si ante ella,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma..."
Cesar Vallejo
Y marchan los heraldos.
Canción de sorda sombra sus pasos.
En lacerados pechos sus sueños fantasmales/
...y crepita tibia la sangre lenta
lanzando en las venas
sus ruegos de sepulcros.
Gritando en el silencio
para lavar su amargura
de bohemias empecinadas.
"De oro amargo es el valle
y el trago es largo... largo...".
Devuelvo la esperanza...
Devuelvo a Dios...
¡Abandona hermano lo imposible amado!
Deja el canto... deja el llanto.
¡Oh, telúrico altar!...
¡Que me azote en las piedras profundas
el voráz cataclismo!
En amargo retablo te escondes
suicidio glorioso.
Mas si ella vuelve
¡cantará de fiesta su oro esbelto!
Y es Noche Buena esta noche...
Quimera de luna...
Pálidos celajes...
Bandadas locas que pasan sobre las tristezas.
Por lo amado
sangre de astros que sueñan lleva el amor.
A veces/
silencio siniestro y penitente.
¡Cerca de la aurora hermano
partirás llorando!
¿Dónde andará la amada
mientras canta el ruiseñor?
¿Qué celaje estará mirando
en tanto ya sobre el amor
el frío sube hasta los hombros?
Y marchan los heraldos del corazón
a pesar de vislumbres de adioses
y estrellas opacas
en esta Noche Buena.
Autor: Juan C. L. Rojas