miércoles, 30 de diciembre de 2020

Tristeza dura

                                                                                                                                                    "La gente corre sin reparar en él,

                                                                                                                   ni en su tristeza...

                                                                                                                   Supo caber en una cáscara tan in-

                                                                                                                    fima que ni a la luz del día se la 

                                                                                                                    puede encontrar"

                                                                                                                                   Tristeza, Anton Chejov


Una tristeza de mármol

    estalla

        en el santuario íntimo del corazón

donde gota a gota se anega de lluvias

represadas/

detrás de la muralla de los ojos.


La soledad/

fría/

anuda sus cadenas

    en el reventón contenido 

        de la represa.


¿Qué mar me prestará su cuenco

    para verter esta humedad antigua

        que condensan estas sombras?


Silba el viento

    /llorando/

entre los resquicios de los cuerpos sordos/


Apurados en  su juerga

    trajinan los fantasmas.


Ya no hay oídos para los gritos del alma

    /que suenan/

en son de campanas disonantes...


Y el hombre solo

    entre los copos blancos

        /pálidos/

que rasgan    indiferentes

    las heridas.


Autor: J. C. L. Rojas

Conciencia irracional

 Ya hace días

    se han cortado las marras

y va esta nave a la deriva

    en la mar de la incierta forma de vivir.


Las velas del viejo bergantín

de ojos sin asombro

   /leves al cielo/

atienden husmear de gaviotas

   y la opaca fugacidad de aves migratorias.


Sin rosa de los vientos/

Sin comunicación 

    ni de cielos ni de infiernos.


Sólo son ondas vacías los ecos del aire.

Y salvo estas borrosas señas de mi pluma

(en un día de un tal San Valentín

    me dicen)

        en la bitácora abandonada/

las fechas quedaron desnudas/

    desiertas/

sin los trazos de mis versos...

Solo yo entre el polvo de las estrellas

    (como un dios??)

para enfrentar esta locura

    de marchar sobre las olas.

Pero ya no importa.

No tienen sentido

    ni luz    ni la oscuridad.

Sólo importa desapegar el alma

    de tinos    destinos    y desatinos.


¿Es la deriva la filosofía perfecta del andar?...

Sin embargo veo el orden    aún

    en el cosmos infinito en que bogo/

Más grande se hace entonces

    la doliente libertad.


La esperanza suele ser

    una estela claroscuro de espumas fulminadas.


Sé que avanza/

Avanzo sobre este erial de viento imprevisible...

el viento que se vuelca inevitable.

    en los huecos vacíos y ubicuos de la atmósfera.


Puedo sentirte sin embargo

    en la indolencia de los azul/

en el verdor transparente

    /que desaparece/

hostigado de algas que pululan.


Te siento en el sonido profundo

    de las tormentas...

Las tormentas    se asean

     bajo la luz ausente de los ojos.


Seguiré aún

No sé hasta cuándo.

Arrastrado, nada más

    por la conciencia irracional de la sangre

que impele a existir

    por existir.


Autor: J. C. L. Rojas

 

martes, 29 de diciembre de 2020

Voz cósmica

 Relámpagos arriba/

    y el río canta un turbio murmullo de resplandores.


Es un hueco oscuro el horizonte del alma/

    que se agita en la soledad profunda del misterio.

Sólo queda memorar al sol

    para reverdecer bosques y primaveras.

Las preguntas marchan hacia un confín/

Marchan desnudas de palabras.


Más allá de su arrogancia el hombre tiene ojos de niño/

    y lleva en sus manos

        un libro de incertidumbres de páginas infinitas.

Es sordo en su altivez a la voz cómica

    que suele dictar la esencia del ser.


Y sigo observando...

Caminata de sudor y de silencio es la cuesta

    que lleva mi embeleso hacia las cumbres.

¡Siempre es el sueño conquistador de estrellas infinitas! 


¿Estás a mi lado acaso amor

    en esta soledad acompañada

        de millones de luces en el campo sideral?


¡Gozarían así estas manos del ensueño!

Tus manos con las mías

    sobre el fluyente arroyo de mi senda.


J. C. L Rojas

Adiós 2020

¿Así tenía que ser?...

¿Será que la humanidad tiene que aprender... tiene que aprehender?

La ley de la siembra y la cosecha: "Lo que el hombre está sembrando,  eso es lo que segará".

 Esto es,  según el género de semilla que sembremos. 

No nos hagamos los desentendido. 

Al ejercer la consciencia y responsabilidad de cada uno,  sabremos el sayo que nos toca como humanos, como individuos en nuestra comunidad,  en nuestra familia y en la Tierra... 

Deberíamos reflexionar en el daño que hacemos, la relación con los animales, los métodos de producción, el consumismo, la contaminación, la sustentabilidad...

El parate (por o gracias al coronavirus)  nos ha dado una muestra de lo que se puede recuperar (el espejo limpio de las aguas, la claridad de las estrellas, el verdor de los árboles)... Cuando detenemos un poco el consumismo, la producción descuidada, esto nos señala el camino como un bosquejo de, por dónde debemos andar... Pero, aprenderemos??

Si bien notamos la importancia de los abrazos, también es evidente la incapacidad de muchos de recogerse en sí mismo y hacer una vida interior,(se nota la carencia, el vacío existencial). Vemos desesperación casi enfermiza  por lo gregario... y nuevamente, las plazas llenas y el descuido total, dejando suciedad por doquier, envases y despojos de la irresponsabilidad. Parece que el mundo se les acaba y quieren beberse la vida de un sorbo.

El transcurso del año y la pandemia también nos ha mostrado lo endeble de nuestros sistemas, la incapacidad de cuidar, por excesos o por omisiones. Gobiernos, líderes, individuos con desprecio, descuido y desinterés por la realidad de lo que pasa alrededor, o por el contrario, restringiendo de tal forma, hasta la asfixia literal de los espíritus y la vida.

El desequilibrio general es común. Nos cuesta encontrar la justa medida, o al menos una aproximación, de gobiernos y gobernados, la falta de sentido común,  además de las idas y venidas, los desaciertos,  de los responsables de la salud (incluida la OMS)... 

Resta esperar con paciencia que pase todo, pero seguir con responsabilidad haciendo lo que se deba hacer y sin dejar de atender las diversas necesidades... 

¡Muchísimas felicidades a todos y buenos augurios para el nuevo año a comenzar!

Juan Carlos Luis Rojas


lunes, 28 de diciembre de 2020

En la selva adormecida

 Mi vida/

Un temblor de efluvios

    sobreponiéndose

        a la calcinación del sol.

Una contradicción aparente

    de matemáticas relativas.

Lluvia revenida y reviniéndose

    en humus fértil

        y flor.


Esperanza que nace desfalleciente

    y muere esperanzada

        de esa luz que acaso

no aparecerá jamás.


Sombra oculta que dará su salto

    vita/

    intempestivo.


Renglón oscuro bajo cripta de voces

    que alumbrarán mañana/

en pupila de nuevos dones/

para ver más allá...

de estas antiguas brumas del mundo.


Mi vida/

Ambulante del desierto/

Deambulando/

sobre ignotos valles fertilizados.

Allí

    donde fueron mezquinadas

las semillas del bien.


Un corazón de piedra sudorosa

    rociándose de su sangre/

        de su lucha.

Vena cimental de un río/

    que nutre su confín

        de primaveras y otoños.


Ave solitaria que canta

    en la selva adormecida...

¡Esta, de capiteles arrogantes!

que anida bajo los cielos ignorados.


Y las olas de tiempos probatorios rompen

    sobre el continental barranco de la carne.

Horadan sin sin piedad

    a la piel fosforescente del espíritu/

que esparcirá hacia el Cosmos

    su lumbres doloridas/

        oraciones de plata a las estrellas.


Siguen bramando en la ventisca

    los sueños del amor/

        que se arremangan...

y sus piernas de huesos ateridos

    han de cruzar

        mares y cielos insondables.


Humano.

Simplemente humano.

Humus quijotesco

    oteando su destino

(acaso hubiere)

en oscuros horizontes de tan cansada infinitud.


Autor: Juan C. L. Rojas

Ciego velero

 Deriva otra vez

    ciego velero en el mar/


Paños mojados caen sobre sus mástiles

    y no se ve en el emblema

en los estandarte desesperados 

    de sus ojos.


Sin cordeles/    sin marras/

    a la suerte de los vientos

        suelen zarpar los sueños.


Mintiendo norte

    /rota/ va la brújula.

Cruje silenciosa la quilla

    entre las lenguas libidinosas

        del agua.


Miente una sonrisa

    la diminuta fortaleza del alma.

Miente una flor

    el estanque vacío del atardecer.

Miente el bohemio

    su canto alegre de noches festivas.


En la fosa profunda de la pena

    va cayendo inevitable

        su vida.


...Suele perderse en el mar

    un velero/

Busca resguardo

    de esas luces hiriente.


Autor: Juan C. L. Rojas

viernes, 5 de mayo de 2017

¿Café, Si?

"..Pero hay otros de sus ingredientes que merecen atención, y que además están presentes en un porcentaje mayor, como por ejemplo el ácido clorogénico, que alcanza concentraciones de entre el 7 y el 9 por ciento, y que es un potente antioxidante capaz de contribuir de forma significativa a prevenir la degeneración de la retina en ratones, según revelan los resultados de un estudio llevado a cabo sobre ratones por el equipo de Chang Y. Lee, profesor de ciencia de los alimentos en la Universidad Cornell de Ithaca, Nueva York, Estados Unidos..."
http://ar.globedia.com/mejor-salud-retina-gracias-cafe

lunes, 27 de junio de 2016

Luces y voces

¡Ah si endulzar pudiesen las lágrimas
    hasta el mismísimo fondo escondido del mar!
¡Si estos subterfugios sedientos de las almas
    unir pudiesen sus manos
        un poco antes de sorprender el crepúsculo!
Podrían entonces batir con ardor
las palmas expectantes de mi pecho.

Sueño avanzar sobre este campo
hacia las manos de la aurora/
¡Aún arrastrando mis huesos
sobre el verde aguerrido del césped!

Suelen perder la luz
    los hombres de sólo carne/
Suelen venderla
por un guiso y algunas lentejas.
Mientras tanto madura el paso del tiempo/
    a pesar de suspiros y sudores.
Y el indigente recuerda al trigo
cuando solo algunos fideos se dilatan en la olla.

Hoy besa mi sangre el lacerante estrés del Amor.
En los puños de esta noche
    (larga noche)
        me adormezco/
para despertar algún día
en la chispa madurada de un nuevo sol.

Abro al futuro esta agenda/
Vanidad de poeta/
¡Una vez más esta copa de sueños remecida!
Tiendo esta mesa de bohemias y utopías... y cantos/
porque las voces...
¡Sé que las voces
pueden derribar los muros!

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

sábado, 14 de noviembre de 2015

Simple

No es/

   ni fortuita
      ni gratis
   la defección que siembra la indolencia del espíritu.
Tarde o temprano
   brotará la semilla de su mal.

Es porque no piensa con el corazón
   que el mundo cae en el raciocinio de su muerte.
Su necia picardía
   guarda el escrúpulo en los cofres del cinismo.

Todavía desierto de amor/
   fustiga sangre el andar de los hombres.
Se creen sabios/
y enseñan malabares a robots
   en el campo sideral de atónitas estrellas...
pero sus almas no saben volar.

Pareciera vano    finalmente
   el hechizo que nos brinda
      la floresta colorida en el desierto.

Es así/ que revuelto en penurias combativas
   danza este follaje amarillento/
de quien fue quitando verdores
   el hollín y la flama
      del ardiente vivir.

¡Pero es simple el remedio, sin embargo!...
¡Simple!
Como una gramilla extendida
   sobre la piel de la tierra.

Es sólo saber sentir/
   para comprender a las voces
      que suenan en estos ojos.

De toda esta...
   crudeza de la desidia
      me desahogo a veces mirando a los nidales/
   Donde los picos besan
      al amor
         vestido de plumones...
y veo a la lluvia/
   generosa/
      alimentando a la semilla.

También te miro/
y aunque nos crean en el altar de la locura
   deja que sea inseminada de estrellas
      la cuenca florecida de tu cuerpo.
Embriaga tu corazón de sentimientos/
   para que estalle
      en cada poro de tu piel/
para dulcificar    simplemente
    /como lo hacen tus ojos/
este ácimo pan
   que nos toca vivir.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.