Discusión sobre el poemario "Sobre la piel de la Tierra". Difundir, expandir su mensaje,... con el objetivo (¡Vaya pretención la mia!), de reflexionar y contribuir a un poco más de armonía sobre la tierra,... aprender más sobre el amor y no sobre la guerra, el odio, la opresión. Ya es hora de abrir un poco las conciencias; especialmente la de los poderosos, para que puedan ver las desigualdades e injusticias plagadas de egoísmo y necedad.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Torrentes
cuando es la necedad la que se sienta
en las butacas del congreso/
cuando sin dar las reglas exigen el juego.
Suelen venir con atuendo sutil/
las letras pomposas de la ley/
paliando con engaños
la supervivencia del necesitado.
De esta matriz surge
la infancia que desvive en las calles.
La niñez ingenua de bondades rotas
bajo el mezquino sol de la injusticia.
En la visión borrosa del horizonte cuelgan/
delineados ante sus rostros
los mendrugos los andrajos.
Torrente oscuro de miserias amontonadas/
Esparcidas en el rebusque...
¡Y qué lejos nuestros ojos!...
Torrente que satura el vicio
en la costumbre de la tristeza.
Torrente de lágrimas quietas
calladas en los cuencos duros.
¿Cuántas veces entre sábanas perforadas
apareció el juego de las manos frías?
Ahí arriba también
irónico flamea lo celeste.
Arriba/
suenan las campanas del champán.
Y más arriba en el camino retumbará/
la pesadilla violenta de estos sueños/
y tal vez
ya no haya más qué perder...
¡O acaso sí!...
La ceguera de los corruptos.
Es triste el piquete abierto
en el alma de la desesperación.
¡Indigna la verguenza ociosa de la desidia!
A veces
(así como la piedra)
se ruboriza el poder/
Y le urge entonces mantener el orden.
Tapar "iniquidades" bajo alfombras represivas.
¡Aterroriza amigos míos
pasar por el recuerdo y el recuento de la historia!
Por eso levanto un puñal misericordiosos
para punzar la vista engordada de lo injusto/
la opulencia de la avaricia.
¡Pudiese acaso algún día
despertar su sangre apática!
¡Sacudir este orbe oscuro
que no quiere ver
las corrientes "silenciosas" del dolor!
Autor: Juan C. L. Rojas
domingo, 15 de noviembre de 2009
Raíz del mal
Los poemas del libro, "Sobre la piel de la Tierra"
(como el presente), nacen en el contexto de la
"Era Bush", invasión a Irák, etc. Quizás por ello
la indignada inspiración panfletaria y realista por
la que se me puede acusar.
J. C. L. R.
He aquí la imagen
de ciertos hombres.
Cabezas trapezoidales/
En ellos no cabe
ni un gramo de túmulo gris
donde construír una historia
digna de la vida.
Por las paredes de esa habitación
que suelen llamar cerebro
suben apenas caracoles oscuros.
Inútiles ninfas anidan
detestando el hábitat.
Estos triángulos/
estos vértices milimétricos
asoman desde el suelo
su condición de impíos execrables.
En su increíble bajeza espiritual
ostentan ser dueños
y señores de la Tierra.
suelen seguirles una corte
de innumerables secuaces
sin más posesión
que sus extremidades inferiores
suficientes para pisar las uvas
en el lagar de la maldad.
Es con esta clase de hombres
que aún el mundo
cocina sus guisados/
difundiendo violenta indigestión.
¿Por qué están allí estos señores
con sus cetros medievales?
¿Quién los coronó
para la empresa
donde se creen
encumbrados por los dioses?
Es muy simple la razón/
Hay muchos indolentes
que los aplauden
para luego arrepentirse...
O para llorar mas bien
como cocodrilos?
En realidad
es geometría bien definida
el escabel del drama humano.
Es el egoísmo
la raíz venenosa del árbol.
Cuando elige/
Todavía piensa en sí el Hombre...
¡Cree pensar en sí mismo!/
No en el otro/
mucho menos en el Todo.
El egoísmo/
He ahí la raíz del mal.
Autor: Juan C. L. Rojas
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Irracional
las palabras que saquean el alma/
Ruidos detestables
quiebran cantos de alondras/
Tormentas
que ahogan en sus voces fétidas
la celeste libertad de las gaviotas.
Poderosos silbidos de escombros hiende el aire/
Ametralla el espacio/
la fanática verborrea de la sinrazón.
Ella suele danzar su dolor de resentida
en un baño de fango.
Irracional delirio late en el Hombre
y explota en hongos purulentos su dañino afán.
No se detiene a reflexionar
la posibilidad cierta de su inherente locura.
Las bombas ignoran las flores/
y cubren los campos con ciego poder
su polvorienta espuma.
¡No conocen los cielos
otro ser más irracional que el Hombre!
Revientan una vez más
las viejas heridas que no saben
cuál es el proyectil o cuál la venganza.
Es cierto/
¡El Sol se levantará tras este derrumbe!...
¡No sé si lo humano
para bendecir la aurora!
Autor: Juan C. L. Rojas
domingo, 1 de noviembre de 2009
A espaldas del Hombre
La peor de las miserias.
Suele descubrir al Hombre
merodeando el palacio desnudo
de lo absurdo.
El se hamaca/ visceral/
desde el cuenco oscuro del silencio
al estrépito vacío del descaro.
Construye mundos cimentando soledades.
Asiste inmutable a un concierto de fechorías
de prolija afinación.
Mientras tanto...
hilvanes sólo hilvanes
la confección de su justicia.
Por allí ¡Inimputable!
una estirpe de bestias innominadas
pasean su arrogancia bajo la luz.
Es posible sin embargo un nuevo corazón...
¡Y no este!...
donde ha estallado del espíritu
su derrotada munición de límpidos cristales.
¡Errantes los pájaros del sueño volaron al olvido!
Entonces/
en su ingenuidad el Hombre se descubre
un niño vestido de pelambre.
¡Desamparado, despierta!...
Silencio.
¡Sólo algunos parecieran tener
raciocinio y conciencia del todo!
Pocos el rayo cósmico de la imaginación...
atleta que sortea los senderos sin destinos.
Algunos comprenden que el amor
su placer su dicha
construye el tiempo sin edad de la vida/
que el dolor de su ausencia hiere al infinito/
que la centella inasible como el viento
se aplaca en la sangre de la ternura.
¡Miseria del espíritu
la peor de las miserias!
A espaldas aún/
de la mirada inquieta y pueril del Hombre.
Autor: Juan C. L. Rojas
lunes, 26 de octubre de 2009
Extravío
Humanidad Vientos perdidos.
El cortejo real de la miseria.
La mutilación de la carne y del espíritu.
El Hombre es rey extraviado de su reino.
Musas de los tiempos colgadas en el aire
tirada de conceptos y de formas sin sustancia.
¡Tan baja su estatura
que jamás alcanzarían a las estrellas!...
¡Los hombres caen
al mar de su arrogancia!
Un poco más de construír
es la oración del justo.
Romper/ es la consigna
en aras de fetiches y blasones
de corruptelas y patriotelas.
Fieles a la idiotez
sucumben en las rompientes
los astros del polvo.
No recuerda el Hombre
cuándo ha nacido su estúpida razón
de alzar la espada/
de levantar la frente dañina y altanera.
La libertad se arrastra enredada de pañales.
Cautivo el Hombre en su prisión.
Su más grande prisión/
Su propia mente.
El aposento más útil a sus cadenas.
Desde su ego crea fronteras para sí/
Para su ego.
Luego
en su limitación
llora frustrado
...y perdido.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
sábado, 24 de octubre de 2009
Aprendiendo la ternura
Camelias
desesperadas de amor
coquetean en el campo macilento.
Acertijos de lunas
danzan
/entre cielos/
/entre nubes/
Hay misterios
en los ojos tristes
del andante.
Cargamento duro.
Piedras y cristales
lleva el alma.
Calidez de sol
abierto en otoño
ofrece el pecho
cuando aprende la ternura.viernes, 23 de octubre de 2009
Conjuro de luz
Avanza lenta...
Avanza esta cuña de sol
que alumbra cielos.
Y esta cósmica soledad
perdura/
batiéndose/
con molinos invisibles.
Soltando lastres va
el buque en el mar.
Avido de orillas nuevas
de horizontes desconocidos.
¿Es pozo gravitacional su destino...
lunar paneo de espejismos?
Marcando mojones de astros/
vuelas/ golondrina.
Anhelante de espacios
de sueños estivales/
¡Oh, conjuro de luz!
¡Allí va el sueño!
Faca viajera de rayo y carne.
¡Oh, lenta centella
de humus vivo!
¡Oh, meteoro errante
florecerás de estelas!
¡Escolta!
¡Rosa lumbre!
Boreal aurora.
Autor: Juan C. L. Rojas