domingo, 6 de diciembre de 2009

Ya no cantan

Salvajemente 
    ametralla el sol
        la plaza de las miserias/
    donde el ego mancomunado
        evapora los desperdicios
    último puerto
        de la indigencia desesperada.

Una vez más despierta
    bajo la punta aguda del dolor
esta historia
    vapuleada de ironías existenciales.
Carros con motores de alambres/
Alambres que atan el alma/
Carros que arrastran la carga vacía del pan.

La idea genial del gobernante
    es quemar las migajas
        para tapar la vergüenza/
    la vergüenza por el hambre decretado.

Ya no cantan/
Los jilgueros lloran/
    a las raíces cementadas de la flor.

Las agujas del reloj apuñalan/
Apuran la sangre
    las heridas de la discordia.
Los estético de la estética
    /son ciegos/
no ven la chorrera mugrienta de sus corazones.

Y lloran los jilgueros/
Ya no cantan
    en la calle de las miserias. 

Autor: Juan C. L. Rojas






 

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Semilla de voces


Es hora de aumentar el fragor
   de la voz endurecida del poeta.
¡Que resuene amartillada 
   la sierra oscilante de su timbre!
¡Que sacuda sin piedad
   las paredes esclerosadas
     de las arterias del tiempo!

Es hora de romper esta alienación/
   que más hunde 
      los estratos sufridos del alma.
Es hora de soltar las riendas 
   a la audacia del espíritu/
      toro maneado
         a las cuerdas invisibles de la ignorancia/
   la otra ignorancia profunda
      que obstruye
   el olfato del entendimiento.

¡Palpita intensamente
   el pecho desesperado de los ojos!
Los ojos que ven 
   el paso ciego de la historia.
Historia que cuaja marchita
   en el corazón de los hombres.

Debería     hoy mismo
   descarnar estas sensaciones
      ablandando
         las pértigas arrumbadas del vocablo.
   Debería soplar    el perezoso sopor
      sobre la opaca luz del pensamiento.

No es poeta
   el portavoz de sólo bellos versos.
Es poeta quien inclina 
   la campana sonante de la tierra.
Es la voz que nace de las voces silenciosas.
Es la pluma que discurre de los gritos ya cansados.
Es el verbo que agiganta los senderos
   escapando de prisiones preceptivas.                                                                                 
¡Deben hacer oír    poetas
   personales campanarios!
¡Señalar con vuestros faros
   las borrascas en el mar!
No es vuestra función
   ornamentar    el oro de las letras
ni la conciencia de literatos
   ni la melodía altisonante
      de panfletos coloridos.

Lanzo de nuevo esta voz
como de álguien perdido bajo escabeles.
Acaso pueda
   revenir la luz de las semillas
      que laten aún
   alrededor de este quieto
      mojón del tiempo.

Autor: Juan C. L. Rojas
  

domingo, 29 de noviembre de 2009

Torrentes

Se gesta lo oscuro
    cuando es la necedad la que se sienta
        en las butacas del congreso/
cuando    sin dar las reglas exigen el juego.

Suelen venir con atuendo sutil/
    las letras pomposas de la ley/
paliando con engaños
    la supervivencia del necesitado.

De esta matriz surge
    la infancia que desvive en las calles.
La niñez ingenua de bondades rotas
    bajo el mezquino sol de la injusticia.
En la visión borrosa del horizonte cuelgan/
    delineados ante sus rostros
        los mendrugos    los andrajos.

Torrente oscuro de miserias amontonadas/
Esparcidas en el rebusque...
    ¡Y qué lejos nuestros ojos!...

Torrente que satura el vicio
    en la costumbre de la tristeza.
Torrente de lágrimas quietas
    calladas en los cuencos duros.
¿Cuántas veces    entre sábanas perforadas
    apareció el juego de las manos frías?

Ahí arriba    también
    irónico flamea lo celeste.
Arriba/
    suenan las campanas del champán.
Y más arriba    en el camino    retumbará/
    la pesadilla violenta de estos sueños/
        y tal vez
            ya no haya más qué perder...
                 ¡O acaso sí!...
            La ceguera de los corruptos.

Es triste el piquete abierto
    en el alma de la desesperación.
¡Indigna la verguenza ociosa de la desidia!
A veces
    (así como la piedra)
         se ruboriza el poder/
Y le urge entonces mantener el orden.
Tapar "iniquidades" bajo alfombras represivas.

¡Aterroriza    amigos míos
    pasar por el recuerdo y el recuento de la historia!
Por eso levanto un puñal misericordiosos
    para punzar la vista engordada de lo injusto/
        la opulencia de la avaricia.
¡Pudiese acaso algún día
    despertar su sangre apática!
¡Sacudir este orbe oscuro
    que no quiere ver
las corrientes "silenciosas" del dolor!

Autor: Juan C. L. Rojas





domingo, 15 de noviembre de 2009

Raíz del mal



                                               Excusa de post edición:
                                                               Los poemas del libro, "Sobre la piel de la Tierra"
                                                          (como el presente), nacen en el contexto de la
                                             "Era Bush", invasión a Irák, etc. Quizás por ello
                                              la indignada inspiración panfletaria y realista  por
                                                              la que se me puede acusar.   
                                                                                                         J. C. L. R.     



He aquí la imagen
    de ciertos hombres.

Cabezas trapezoidales/
En ellos no cabe
    ni un gramo de túmulo gris
        donde construír una historia
            digna de la vida.

Por las paredes de esa habitación
que suelen llamar cerebro
suben apenas caracoles oscuros.
Inútiles ninfas anidan
    detestando el hábitat.

Estos triángulos/
estos vértices    milimétricos
asoman desde el suelo
    su condición de impíos execrables.

En su increíble bajeza espiritual
ostentan ser dueños
    y señores de la Tierra.
suelen seguirles una corte
    de innumerables secuaces
sin más posesión
    que sus extremidades inferiores
suficientes para pisar las uvas
    en el lagar de la maldad.

Es con esta clase de hombres
    que aún el mundo 
        cocina sus guisados/
difundiendo    violenta    indigestión.

¿Por qué están allí estos señores
    con sus cetros medievales?
¿Quién los coronó
    para la empresa
        donde se creen
            encumbrados por los dioses?

Es muy simple la razón/
Hay muchos indolentes
    que los aplauden
        para luego arrepentirse...
O para llorar    mas bien
    como     cocodrilos?

En realidad
es geometría bien definida
    el escabel del drama humano.
Es el egoísmo 
    la raíz venenosa del árbol.

Cuando elige/
Todavía piensa en sí el Hombre...
¡Cree pensar en sí mismo!/
No en el otro/
mucho menos en el Todo.

El egoísmo/
He ahí la raíz del mal. 

Autor: Juan C. L. Rojas 

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Irracional

Se abalanza sobre el mundo
    las palabras que saquean el alma/
Ruidos detestables
    quiebran cantos de alondras/
Tormentas
    que ahogan en sus voces fétidas
        la celeste libertad de las gaviotas.

Poderosos silbidos de escombros hiende el aire/
Ametralla el espacio/
    la fanática verborrea de la sinrazón.

Ella suele danzar su dolor de resentida
    en un baño de fango.

Irracional delirio late en el Hombre
    y explota en hongos purulentos su dañino afán.
No se detiene a reflexionar
    la posibilidad cierta de su inherente locura.
Las bombas ignoran las flores/
    y cubren los campos con ciego poder
        su polvorienta espuma.

¡No conocen los cielos
    otro ser más irracional  que el Hombre!

Revientan una vez más
    las viejas heridas que no saben
        cuál es el proyectil o cuál la venganza.

Es cierto/
    ¡El Sol se levantará tras este derrumbe!...
¡No sé si lo humano
    para bendecir la aurora!

Autor: Juan C. L. Rojas 

AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.