"..Pero hay otros de sus ingredientes que merecen atención, y que además están presentes en un porcentaje mayor, como por ejemplo el ácido clorogénico, que alcanza concentraciones de entre el 7 y el 9 por ciento, y que es un potente antioxidante capaz de contribuir de forma significativa a prevenir la degeneración de la retina en ratones, según revelan los resultados de un estudio llevado a cabo sobre ratones por el equipo de Chang Y. Lee, profesor de ciencia de los alimentos en la Universidad Cornell de Ithaca, Nueva York, Estados Unidos..."
http://ar.globedia.com/mejor-salud-retina-gracias-cafe
Discusión sobre el poemario "Sobre la piel de la Tierra". Difundir, expandir su mensaje,... con el objetivo (¡Vaya pretención la mia!), de reflexionar y contribuir a un poco más de armonía sobre la tierra,... aprender más sobre el amor y no sobre la guerra, el odio, la opresión. Ya es hora de abrir un poco las conciencias; especialmente la de los poderosos, para que puedan ver las desigualdades e injusticias plagadas de egoísmo y necedad.
viernes, 5 de mayo de 2017
¿Café, Si?
Etiquetas:
ácido clorogénico,
bebida,
Café,
Chang Y. Lee,
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estudio,
retina,
salud,
vista
lunes, 27 de junio de 2016
Luces y voces
¡Ah si endulzar pudiesen las lágrimas
hasta el mismísimo fondo escondido del mar!
¡Si estos subterfugios sedientos de las almas
unir pudiesen sus manos
un poco antes de sorprender el crepúsculo!
Podrían entonces batir con ardor
las palmas expectantes de mi pecho.
Sueño avanzar sobre este campo
hacia las manos de la aurora/
¡Aún arrastrando mis huesos
sobre el verde aguerrido del césped!
Suelen perder la luz
los hombres de sólo carne/
Suelen venderla
por un guiso y algunas lentejas.
Mientras tanto madura el paso del tiempo/
a pesar de suspiros y sudores.
Y el indigente recuerda al trigo
cuando solo algunos fideos se dilatan en la olla.
Hoy besa mi sangre el lacerante estrés del Amor.
En los puños de esta noche
(larga noche)
me adormezco/
para despertar algún día
en la chispa madurada de un nuevo sol.
Abro al futuro esta agenda/
Vanidad de poeta/
¡Una vez más esta copa de sueños remecida!
Tiendo esta mesa de bohemias y utopías... y cantos/
porque las voces...
¡Sé que las voces
pueden derribar los muros!
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
hasta el mismísimo fondo escondido del mar!
¡Si estos subterfugios sedientos de las almas
unir pudiesen sus manos
un poco antes de sorprender el crepúsculo!
Podrían entonces batir con ardor
las palmas expectantes de mi pecho.
Sueño avanzar sobre este campo
hacia las manos de la aurora/
¡Aún arrastrando mis huesos
sobre el verde aguerrido del césped!
Suelen perder la luz
los hombres de sólo carne/
Suelen venderla
por un guiso y algunas lentejas.
Mientras tanto madura el paso del tiempo/
a pesar de suspiros y sudores.
Y el indigente recuerda al trigo
cuando solo algunos fideos se dilatan en la olla.
Hoy besa mi sangre el lacerante estrés del Amor.
En los puños de esta noche
(larga noche)
me adormezco/
para despertar algún día
en la chispa madurada de un nuevo sol.
Abro al futuro esta agenda/
Vanidad de poeta/
¡Una vez más esta copa de sueños remecida!
Tiendo esta mesa de bohemias y utopías... y cantos/
porque las voces...
¡Sé que las voces
pueden derribar los muros!
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Etiquetas:
Juan Carlos Luis Rojas,
Luces y voces
sábado, 14 de noviembre de 2015
Simple
No es/
ni fortuita
ni gratis
la defección que siembra la indolencia del espíritu.
Tarde o temprano
brotará la semilla de su mal.
Es porque no piensa con el corazón
que el mundo cae en el raciocinio de su muerte.
Su necia picardía
guarda el escrúpulo en los cofres del cinismo.
Todavía desierto de amor/
fustiga sangre el andar de los hombres.
Se creen sabios/
y enseñan malabares a robots
en el campo sideral de atónitas estrellas...
pero sus almas no saben volar.
Pareciera vano finalmente
el hechizo que nos brinda
la floresta colorida en el desierto.
Es así/ que revuelto en penurias combativas
danza este follaje amarillento/
de quien fue quitando verdores
el hollín y la flama
del ardiente vivir.
¡Pero es simple el remedio, sin embargo!...
¡Simple!
Como una gramilla extendida
sobre la piel de la tierra.
Es sólo saber sentir/
para comprender a las voces
que suenan en estos ojos.
De toda esta...
crudeza de la desidia
me desahogo a veces mirando a los nidales/
Donde los picos besan
al amor
vestido de plumones...
y veo a la lluvia/
generosa/
alimentando a la semilla.
También te miro/
y aunque nos crean en el altar de la locura
deja que sea inseminada de estrellas
la cuenca florecida de tu cuerpo.
Embriaga tu corazón de sentimientos/
para que estalle
en cada poro de tu piel/
para dulcificar simplemente
/como lo hacen tus ojos/
este ácimo pan
que nos toca vivir.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
ni gratis
la defección que siembra la indolencia del espíritu.
Tarde o temprano
brotará la semilla de su mal.
Es porque no piensa con el corazón
que el mundo cae en el raciocinio de su muerte.
Su necia picardía
guarda el escrúpulo en los cofres del cinismo.
Todavía desierto de amor/
fustiga sangre el andar de los hombres.
Se creen sabios/
y enseñan malabares a robots
en el campo sideral de atónitas estrellas...
pero sus almas no saben volar.
Pareciera vano finalmente
el hechizo que nos brinda
la floresta colorida en el desierto.
Es así/ que revuelto en penurias combativas
danza este follaje amarillento/
de quien fue quitando verdores
el hollín y la flama
del ardiente vivir.
¡Pero es simple el remedio, sin embargo!...
¡Simple!
Como una gramilla extendida
sobre la piel de la tierra.
Es sólo saber sentir/
para comprender a las voces
que suenan en estos ojos.
De toda esta...
crudeza de la desidia
me desahogo a veces mirando a los nidales/
Donde los picos besan
al amor
vestido de plumones...
y veo a la lluvia/
generosa/
alimentando a la semilla.
También te miro/
y aunque nos crean en el altar de la locura
deja que sea inseminada de estrellas
la cuenca florecida de tu cuerpo.
Embriaga tu corazón de sentimientos/
para que estalle
en cada poro de tu piel/
para dulcificar simplemente
/como lo hacen tus ojos/
este ácimo pan
que nos toca vivir.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Etiquetas:
cinismo,
desierto,
estrellas,
gramilla,
hombres,
indolencia,
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pan,
raciocinio,
sabios,
sentimientos,
Simple,
Sobre la piel de la Tierra,
vivir
miércoles, 29 de octubre de 2014
A los brazos del mar
Siembra de sueños derramó la vida
sobre los surcos del tiempo
donde las flores quisieron brillar.
La extensión de la esperanza
se fue desdibujando
entre pedregales y peñascos.
Fue cayendo/
perdida en el lodazal del odio
luego del canto y el llanto/
silbando con el viento dolorido.
Las dudas por doquier espinaron los valles.
Un delta oscuro
de frutales derrochados
fue entregando la corriente
sobre cielos y tierras.
Era la maldad un torrente
perfumado de sangre.
Los trigales muertos bajo el horror
de asesinos incendios del alma.
...Y fuimos sombras allá
recogidas de temor/
vulnerables/
a las hachas gigantescas
en manos invisibles…
Los continentes quedaron vacíos/
prestos a volcarse
hacia el horno oculto del mar.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
jueves, 4 de septiembre de 2014
Quo vadis, domine?
Una vez más
los campos de la historia necesitan fulgurar.
Desterrar la fronda opaca
de mercadotecnias sin victorias.
Crece desnutrida
la ovación desfalleciente de la esperanza
en claustros entumecidos del intelecto.
Aleluya de ángeles se oyen
en el confín de los desiertos
cuando hallan manantiales...
Humilde sabiduría del sentir
y ese instinto azul de los cielos.
Sólo ennegrecer/
es la consigna de sofistas
que construyen bibliotecas adormecidas.
Oscurecer en la ignorancia
es el camino y el fin
en la estética de la nada.
¿Es en vano esta voz cerrada que suplica
entre el follaje acidulado?
¿Será muralla triturada por las bombas
la sordera del espíritu?
¡Tapia derruída habrá de ser
bajo la lluvia amarga de los tiempos!
"El fin, no son muchos libros,
dijo el sabio,
lo que el hombre siembre
eso es lo que segará".
"Quo vadis, domine?"...
Se fortalece en la impotencia
esta fusta granate de la indignación.
Y habrán de templarse los aceros
para aserrar
el duro tronco del ego.
Ya no puede desandar
esta obvia evidencia del estrago.
Todavía se discuten los destinos
en la corriente de la historia...
¡y el destino es hoy!
sonando bajo los pies.
"Quo vadis, domine?...
Fue la pregunta al andante,
quien sin contestar
ajustó su abrigo
inclinó la cabeza
y triste muy triste
siguió su camino.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
los campos de la historia necesitan fulgurar.
Desterrar la fronda opaca
de mercadotecnias sin victorias.
Crece desnutrida
la ovación desfalleciente de la esperanza
en claustros entumecidos del intelecto.
Aleluya de ángeles se oyen
en el confín de los desiertos
cuando hallan manantiales...
Humilde sabiduría del sentir
y ese instinto azul de los cielos.
Sólo ennegrecer/
es la consigna de sofistas
que construyen bibliotecas adormecidas.
Oscurecer en la ignorancia
es el camino y el fin
en la estética de la nada.
¿Es en vano esta voz cerrada que suplica
entre el follaje acidulado?
¿Será muralla triturada por las bombas
la sordera del espíritu?
¡Tapia derruída habrá de ser
bajo la lluvia amarga de los tiempos!
"El fin, no son muchos libros,
dijo el sabio,
lo que el hombre siembre
eso es lo que segará".
"Quo vadis, domine?"...
Se fortalece en la impotencia
esta fusta granate de la indignación.
Y habrán de templarse los aceros
para aserrar
el duro tronco del ego.
Ya no puede desandar
esta obvia evidencia del estrago.
Todavía se discuten los destinos
en la corriente de la historia...
¡y el destino es hoy!
sonando bajo los pies.
"Quo vadis, domine?...
Fue la pregunta al andante,
quien sin contestar
ajustó su abrigo
inclinó la cabeza
y triste muy triste
siguió su camino.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Muy buen viernes para todos, familia, amigos...Existe lo noble del ser humano que transita hacia un sentido de misión,...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on viernes, 5 de septiembre de 2014
Etiquetas:
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destinos,
ego,
historia,
impotencia,
indignación,
Quo vadis domine?,
triste
domingo, 24 de agosto de 2014
El temor de Babel.
"En el principio el Verbo era.
Y el Verbo estaba con Dios.
Y el Verbo mismo era un Dios."
Juan 1:1
Ante la soberbia del polvo se ofendieron los dioses.
Ladrillos dispersaron en el aire.
Cayeron la piedras
los verbos los nombres.
Millares de lenguas confusas hirieron los confines/
Y de pié aún el ser/
(se dice humano)
protege su temor
que ignora el mensaje del espíritu.
De pié/ Babel/
en su pertrecho de pólvora y alfabetos.
También el susto
de herir con estos versos.
¡Ay!
Se endurecen bajo el sol
argamasas imposibles.
Tengo miedo de accidentar esta expresión.
Miedo de atar mi dimensión a las palabras.
Siento la carencia enfermiza del lenguaje del silencio...
Siento que sólo los ángeles encienden las miradas.
Puedo escurrir estas letras sin embargo/
en los puntos inconexos
de lo mudo y de lo sordo.
Temo vez tras vez
el agobio de los pueblos en la ardua diplomacia
de la palabra muerta e imprecisa.
Temo el desgaste del amor
bajo normas y convenciones, de signos y protocolos...
"Estarán escritas en el corazón (dijo el profeta)
las tablas de la ley".
Tiembla Babilonia en el centro de esta hoja
que se cree vacía
a pesar de tanta tinta derramada.
Volveré, tal vez /distante/
a la nube antigua.
Volveré
a mi duro silencio.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Y el Verbo estaba con Dios.
Y el Verbo mismo era un Dios."
Juan 1:1
Ante la soberbia del polvo se ofendieron los dioses.
Ladrillos dispersaron en el aire.
Cayeron la piedras
los verbos los nombres.
Millares de lenguas confusas hirieron los confines/
Y de pié aún el ser/
(se dice humano)
protege su temor
que ignora el mensaje del espíritu.
De pié/ Babel/
en su pertrecho de pólvora y alfabetos.
También el susto
de herir con estos versos.
¡Ay!
Se endurecen bajo el sol
argamasas imposibles.
Tengo miedo de accidentar esta expresión.
Miedo de atar mi dimensión a las palabras.
Siento la carencia enfermiza del lenguaje del silencio...
Siento que sólo los ángeles encienden las miradas.
Puedo escurrir estas letras sin embargo/
en los puntos inconexos
de lo mudo y de lo sordo.
Temo vez tras vez
el agobio de los pueblos en la ardua diplomacia
de la palabra muerta e imprecisa.
Temo el desgaste del amor
bajo normas y convenciones, de signos y protocolos...
"Estarán escritas en el corazón (dijo el profeta)
las tablas de la ley".
Tiembla Babilonia en el centro de esta hoja
que se cree vacía
a pesar de tanta tinta derramada.
Volveré, tal vez /distante/
a la nube antigua.
Volveré
a mi duro silencio.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
martes, 5 de agosto de 2014
Boomerangs
Nubosidad de pájaros
suelta el aire inesperado
y detrás/ la hecatombe.
Las chimeneas sedientas
vomitaron espumas de fuegos.
Entre tanto
el servilismo inclina la cabeza
sin ver/ las volutas negras
de sus nubes/
Nubes que siegan la semilla
de la pólvora y el espanto.
Se estrellan/
racimos fragorosos
sobre las candilejas ya oscuras.
Y en las almas se apretujan las heridas.
Por ser olvidado erial
raquítica es
la esencia del espíritu.
Por no entender la Ley
de la siembra y de la siega
es que caen sus cabezas.
Por no entender
la ley primordial del amor
es que vuelven hiriendo sus boomerangs
como lluvia de verano.
Aquí estoy
en mi bunker
verdecido y vulnerable.
Aún viriles estas hojas otoñales
copulan sobre los tallos flagelados.
Repaso solitario
estas consignas del amor/
deudas que inundan extensas geografías.
Más arriba
arriba de mis sueños/
zumban/
boomerangs en el aire.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
suelta el aire inesperado
y detrás/ la hecatombe.
Las chimeneas sedientas
vomitaron espumas de fuegos.
Entre tanto
el servilismo inclina la cabeza
sin ver/ las volutas negras
de sus nubes/
Nubes que siegan la semilla
de la pólvora y el espanto.
Se estrellan/
racimos fragorosos
sobre las candilejas ya oscuras.
Y en las almas se apretujan las heridas.
Por ser olvidado erial
raquítica es
la esencia del espíritu.
Por no entender la Ley
de la siembra y de la siega
es que caen sus cabezas.
Por no entender
la ley primordial del amor
es que vuelven hiriendo sus boomerangs
como lluvia de verano.
Aquí estoy
en mi bunker
verdecido y vulnerable.
Aún viriles estas hojas otoñales
copulan sobre los tallos flagelados.
Repaso solitario
estas consignas del amor/
deudas que inundan extensas geografías.
Más arriba
arriba de mis sueños/
zumban/
boomerangs en el aire.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
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sueños,
vulnerable
domingo, 18 de mayo de 2014
Misil de sombras.
Luz inmóvil
puliéndose en las hojas.
Luz inmóvil/
donde se adentra mi cuerpo
hecho un violento misil de sombras.
Se encadena en mi corazón
en la fragua del sentimiento/
y para siempre
cierro mi boca en el silencio.
Asperamente me abraza
este arco verde.
¡Tallo vivo que se tensa!
vaciando en los confines
aljabas de pasión.
Luz inmóvil/
Espectral/
...¡Desorbitados cielos!
¡Atónitos cielos
de incierta veracidad de la verdad!
Y esta luz inquieta me baña estupefacta...
¡Inquieren de mi
sus ojos sinusoides
en su cuerpo intangible!
¿Dónde aprendiste
a andar sobre las aguas?
Me pregunta.
¿Cómo fueron piedras los pantanos
bajo tus pies?
Frente a tus propios ojos
(respondí)...
anduvieron colibríes
danzando sobre camalotes.
¿Cuál es tu pregunta al fin
luz universal
que atraviesas el orden
de eternos errabundos?
¡Luz inamovible!...
que te pules en las hojas.
Luz inmóvil
donde se adentra mi cuerpo
mi alma...
hecho un violento misil
sólo de sombras.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
puliéndose en las hojas.
Luz inmóvil/
donde se adentra mi cuerpo
hecho un violento misil de sombras.
Se encadena en mi corazón
en la fragua del sentimiento/
y para siempre
cierro mi boca en el silencio.
Asperamente me abraza
este arco verde.
¡Tallo vivo que se tensa!
vaciando en los confines
aljabas de pasión.
Luz inmóvil/
Espectral/
...¡Desorbitados cielos!
¡Atónitos cielos
de incierta veracidad de la verdad!
Y esta luz inquieta me baña estupefacta...
¡Inquieren de mi
sus ojos sinusoides
en su cuerpo intangible!
¿Dónde aprendiste
a andar sobre las aguas?
Me pregunta.
¿Cómo fueron piedras los pantanos
bajo tus pies?
Frente a tus propios ojos
(respondí)...
anduvieron colibríes
danzando sobre camalotes.
¿Cuál es tu pregunta al fin
luz universal
que atraviesas el orden
de eternos errabundos?
¡Luz inamovible!...
que te pules en las hojas.
Luz inmóvil
donde se adentra mi cuerpo
mi alma...
hecho un violento misil
sólo de sombras.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
sábado, 10 de mayo de 2014
Duende
Baja la balsa lenta
sobre el papel ambarino/
donde discurre un pentagrama de lirios.
Emerge del fondo oscuro
/tras el sol/
los blasones encendidos
de los sauces...
Y se bebe el mar
esta ignota canción del recuerdo.
Este paisaje de manos y ojos
acaricia mi frente
cuando te pienso.
Sé que has escondido estrellas
bajo tu cielo tímido
y he aquí
que insondable el amor memora/
(Mientras perfuma el aire
ese suave ondear de juncos)
¡Oh, complicidad!
Pequeño duende de mar.
Haz eterno
que transmuta aquí en mi pecho.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
sobre el papel ambarino/
donde discurre un pentagrama de lirios.
Emerge del fondo oscuro
/tras el sol/
los blasones encendidos
de los sauces...
Y se bebe el mar
esta ignota canción del recuerdo.
Este paisaje de manos y ojos
acaricia mi frente
cuando te pienso.
Sé que has escondido estrellas
bajo tu cielo tímido
y he aquí
que insondable el amor memora/
(Mientras perfuma el aire
ese suave ondear de juncos)
¡Oh, complicidad!
Pequeño duende de mar.
Haz eterno
que transmuta aquí en mi pecho.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
sábado, 26 de abril de 2014
Sentidos
Sueño despierto.
Cataratas salpicando estrellas
son mis sueños.
Revivieron tus ojos.
Luminosas barcazas son
en la semblanza sonriente del mar.
...de profunda tristeza
renacieron los míos.
¿Comprende el mundo
que es porque hiere
que muere tras cada herida?
...Y la soledad no está sola/
Muchas veces me toma de la mano.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Cataratas salpicando estrellas
son mis sueños.
Revivieron tus ojos.
Luminosas barcazas son
en la semblanza sonriente del mar.
...de profunda tristeza
renacieron los míos.
¿Comprende el mundo
que es porque hiere
que muere tras cada herida?
...Y la soledad no está sola/
Muchas veces me toma de la mano.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
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revivieron,
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domingo, 20 de abril de 2014
Tristeza y quietud
Es domingo
y canta una larga tristeza el silencio.
Veo desde la ventana los árboles fantasmales/
Inmensamente quietos/
Inconmovibles sus hojas su vida.
Un ojo del Sol me espía
entre las nubes abarrotadas/
Aguas de piedras arriba/
Encapotan de penumbras
este esbozo gris de brumoso silencio.
La mirada del corazón acribilla el cristal
mientras en los hombros se encarama lo ausente.
No miro atrás/
No quiero mirar/
No quiero escuchar
la sinfonía incompleta
que de los enseres emana.
¿Es debido a mi espera que se detiene la tormenta?...
¿Moverá nuevamente el viento a estas hojas
cuando estén tus manos sobre las mías
y tus ojos se adentren
en mi quietud que huele a desamparo?...
Es domingo...
y canta una tristeza infinita
el rotundo silencio de la mañana.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
y canta una larga tristeza el silencio.
Veo desde la ventana los árboles fantasmales/
Inmensamente quietos/
Inconmovibles sus hojas su vida.
Un ojo del Sol me espía
entre las nubes abarrotadas/
Aguas de piedras arriba/
Encapotan de penumbras
este esbozo gris de brumoso silencio.
La mirada del corazón acribilla el cristal
mientras en los hombros se encarama lo ausente.
No miro atrás/
No quiero mirar/
No quiero escuchar
la sinfonía incompleta
que de los enseres emana.
¿Es debido a mi espera que se detiene la tormenta?...
¿Moverá nuevamente el viento a estas hojas
cuando estén tus manos sobre las mías
y tus ojos se adentren
en mi quietud que huele a desamparo?...
Es domingo...
y canta una tristeza infinita
el rotundo silencio de la mañana.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
viernes, 4 de abril de 2014
Paradojal
Un estilete sanguinario retoma el blanco
centrado en el corazón donde la llama resiste.
Y el salitre florece en las grietas cansadas.
Asustan los abismos de ecos que se mecen/
aquí dentro/
en las cavernas cristalizadas del cuerpo.
Sombras aletargadas.
¿Fortalezas invencibles acaso?
Regimiento oscuro
que presenta sus armas
en este incierto batallar.
Río revuelto
de inmemoriales y opacas turbulencias
es mi tierra desangrada.
Y es por alzar banderas
que suelen enemistarse los hombres.
Son golpes de espumas
lo que truena
en las costas sedientas.
Es antinatural lo que coarta al alma.
Paradojal esta conjunción de brazos
que luchan/
desde la naciente misma
de la semilla.
Paradojal el coloreo microcósmico
de la fruta madurada.
Paradojal el diseño de arabescos
sobre andamiajes y cornisas.
Paradojal mi canto/
que pretende
(ya en las postrimerías)
estos vagos himnos de esperanza.
Una vez más
son pétalos adormecidos en el temor
los lazos rotos de las manos/
mientras el camino
suele ser... ¡larga siembra de llagas!
No son los médicos
quienes curan el corazón
sino la mirada amorosa
de los ojos que se acercan.
¡Qué duro es convencer
a los ángeles malditos
de la alegría!
Te repito una vez más/
¡Que no te confundan mis ojos!
si juegan/
en la luz de sus sombras.
AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas
sábado, 22 de febrero de 2014
Vana explicación. (Acerca de: "Palabras inútiles")
El prólogo de "Sobre la piel de la Tierra" surgió por cierta repugnancia... El libro en sí, nació de cierta repugnancia e impotencia.
Cuando empezé a escribir sus poemas, la guerra arreciaba en Irak, en Medio Oriente... ¡Otra vez la guerra!...
¡Es repugnante, detestable, que a esta altura del siglo veintiuno, el Hombre todavía no pueda resolver en paz sus cuestiones!... Y es porque, en este ínfimo espacio del Universo, hay seres demasiado "pequeños" (¡de sesos!)... Pero seres de arrolladora avidez, y odio monumental.
Pero también están los demás, que suelen estar muy cerca nuestro; sí, suelen estar entre nosotros. Tienen un espíritu de tal indolencia, total indiferencia, que no les pesa haberlos puesto en el poder, a esos reyes de la mezquindad. Quizás aún no se sienten afectados por el desastre que provocan.
Sí, otra vez la guerra. El desprecio total por la vida. El derroche del pan en pólvora y misiles; mientras miles de niños en el planeta se mueren de hambre, o crecen con deficiencias y carencias de todo tipo.
Cientos de veces se suele hablar de "pueblo", en variados conceptos demagógicos... Lamentablemente, ¡cuánto de razón ha tenido Maquiavelo!... ¡Cuántas veces somos culpables de lo que tenemos, por pensar en nosotros mismos en desmedro de los demás!... Al no considerar al próximo (prójimo), ¡menos al de más allá!
No aprendimos (ni siquiera con nuestro egoísmo), que del aleteo de una mariposa en el otro confín, tarde o temprano nos llegará su brisa. La Tierra es nuestro hogar. Inevitablemente, el incendio en la habitación vecina chamuscará nuestra piel.
...Mencioné al arte también, allí en el texto; ¿lo nombré con cierto vilipendio?... Corrijamos entonces: No será el arte quien deba pagar las facturas; sí, el concepto erróneo que el mundo suele tener acerca del arte; ello es lo que debe correr con las cuentas. Mucho de ese arte suele llegar como "adornillos" a la casa de los poderosos, para engalanar aún más su ostentosidad; pero esos objetos no conmoverán sus corazones, en piadosa acción concreta hacia el bien común... ¡Sí, puede que de ellos surja algunas migajas!... sólo para calmar sus conciencias.
¡Ja! ¡Algunos expertos buscan la "sutileza" del arte!... y el verdadero arte suele ser crudo, como la crudeza horrenda de la realidad.
Por ahí la portada de mi libro. Yo mismo lo armé; de lo que surge aquí y allá sobre la piel de la Tierra. Asumo la culpa.
Estampas anecdóticas, habrá dicho algún "artista"... ¡Oh, cuánto anecdotario, para mejorar, para corregir, para desterrar del mundo en que vivimos! http://www.informador.com.mx/internacional/2009/67123/6/la-violencia-no-justifica-mas-violencia-en-oriente-medio-onu.htm
Juan Carlos Luis Rojas
lunes, 10 de febrero de 2014
Palabras inútiles
¡Al diablo con sutilezas para decir algunas realidades!
Realidades que ya no esperan el debate de sesudos intelectuales, abocados a la interminable perorata sobre justicia y equidad.
Realidades que no pueden esperar nada de políticos corruptos, que a su conveniencia mueven las piezas sobre el tablero del poder, para luego barrer bajo la alfombra la basura de su ego.
Muchas de esas realidades no pueden esperar algún fallo augusto de los señores jueces de la Tierra, jueces incapaces, jueces de total indolencia e insensibles a las causas profundas del espíritu. Dan la impresión de estar alertas sólo al engorde de sus arcas. Sus narices no huelen más allá de los renglones perfectibles de las leyes. Leyes nacidas de escritorios ostentosos, y sucios de inicua pulcritud. Leyes nacidas de aquellos que ignoran los caminos dolorosos y oscuros de la vida.
Tampoco, esas realidades pueden esperar a los poetas, los poetas que le cantan a gorriones y florcitas perfumadas. O aquellos que fraguan sobre sí estigmas de bohemios sufrientes. Esos que hacen flamear su melena y barba hirsuta, mientras al aire aventan el humo inmundo de sus ridículas pipas.
...Mi osado y anhelado concepto acerca del objetivo del arte es, que es tal,... que puede llamarse arte, sólo si este logra conmover las fibras del alma, moviendo al humano, a transitar hacia la excelencia del propio ser, y de sus congéneres...
¿Dónde está el arte entonces?... Aquí veo al hambriento,... allá al oprimido... la maldad evidente o solapada...
¡Qué insuficiente aún, esta idealizada misión del arte!
Concluyo: ¿¡Qué artista puedo ser, si no he logrado ese objetivo del arte, ni siquiera sumándome a los otros!?
...Sólo soy alguien que escribe estas palabras inútiles... y las dejo sueltas por ahí, como hojarascas vencidas; que ellas sirvan o no, como fertilizante, del herido jardín de la Tierra.
J. C. L. Rojas
Realidades que ya no esperan el debate de sesudos intelectuales, abocados a la interminable perorata sobre justicia y equidad.
Realidades que no pueden esperar nada de políticos corruptos, que a su conveniencia mueven las piezas sobre el tablero del poder, para luego barrer bajo la alfombra la basura de su ego.
Muchas de esas realidades no pueden esperar algún fallo augusto de los señores jueces de la Tierra, jueces incapaces, jueces de total indolencia e insensibles a las causas profundas del espíritu. Dan la impresión de estar alertas sólo al engorde de sus arcas. Sus narices no huelen más allá de los renglones perfectibles de las leyes. Leyes nacidas de escritorios ostentosos, y sucios de inicua pulcritud. Leyes nacidas de aquellos que ignoran los caminos dolorosos y oscuros de la vida.
Tampoco, esas realidades pueden esperar a los poetas, los poetas que le cantan a gorriones y florcitas perfumadas. O aquellos que fraguan sobre sí estigmas de bohemios sufrientes. Esos que hacen flamear su melena y barba hirsuta, mientras al aire aventan el humo inmundo de sus ridículas pipas.
...Mi osado y anhelado concepto acerca del objetivo del arte es, que es tal,... que puede llamarse arte, sólo si este logra conmover las fibras del alma, moviendo al humano, a transitar hacia la excelencia del propio ser, y de sus congéneres...
¿Dónde está el arte entonces?... Aquí veo al hambriento,... allá al oprimido... la maldad evidente o solapada...
¡Qué insuficiente aún, esta idealizada misión del arte!
Concluyo: ¿¡Qué artista puedo ser, si no he logrado ese objetivo del arte, ni siquiera sumándome a los otros!?
...Sólo soy alguien que escribe estas palabras inútiles... y las dejo sueltas por ahí, como hojarascas vencidas; que ellas sirvan o no, como fertilizante, del herido jardín de la Tierra.
J. C. L. Rojas
domingo, 4 de marzo de 2012
Luvina
(Me soltaron y me dijeron: «Te amarramos
porque cuando llegaste vimos que se te había
perdido el alma, que tu alma te andaba buscando,
y te amarramos para que te encontrara.»”.)
JUAN RULFO
estas llamas del viento.
Pudieran tus manos
Pudiera ser mi sangre
...Y soy... a pesar del cruel descarne
porque cuando llegaste vimos que se te había
perdido el alma, que tu alma te andaba buscando,
y te amarramos para que te encontrara.»”.)
JUAN RULFO
Caigo en esta desolación
donde muerde a la piel estas llamas del viento.
Proyectiles y areniscas.
Un sólo haz bajo el sol
para fundir los sueños/ /duros sueños/
que van de nuevo barranca abajo /tumbados/
por la salvaje oquedad del horizonte.
por la salvaje oquedad del horizonte.
blindar mi frente/
para avanzar
una vez más como lanza perfumada
/rompiendo/ el negruzco pantano del aire.
/rompiendo/ el negruzco pantano del aire.
potente mar
atravesando los corales.
del desierto... soy jinete trashumante
que te sueña/ sabiéndote
oasis inminente
en los fulgores de la dicha.
Juan C. L. Rojas
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domingo, 22 de mayo de 2011
Puerta cerrada
El mundo hace rodar
su círculo de luces y sombras.
Allí dentro/
se retuercen escondidos lagares
donde en pantano espumoso
rema lenta y arcana/
afanosa señora La Búsqueda.
Se ha perdido la sabiduría
y no sabe...
Se ha caído en el fango.
La ha perdido en la fosa profunda.
Y yo soy acaso
apenas una hoja/
en este árbol añoso y estúpido del tiempo.
Apenas una hoja amarilla
quemada de otoños.
Sólo ínfima nervadura graciosa
de vapor y carbono
a punto de caer
en el disoluto confín del espacio.
Y ahora/
cuando mi carne ya cierra
sus túneles
de otrora ríos sedientos...
Cuando la molécula falaz de la esperanza
ya cede el color de su última bandera...
¡que no llegue el amor entonces,
en la ausencia incipiente!
Que no venga a festejar
con sus lágrimas de sal...
con fumatas ociosa de llanto
esfumada dulzura y recuerdo.
¡Que ya no venga
con su postrer oración
a esta última puerta cerrada del bronce!
Autor: Juan C. L. Rojas
Allí dentro/
se retuercen escondidos lagares
donde en pantano espumoso
rema lenta y arcana/
afanosa señora La Búsqueda.
Se ha perdido la sabiduría
y no sabe...
Se ha caído en el fango.
La ha perdido en la fosa profunda.
Y yo soy acaso
apenas una hoja/
en este árbol añoso y estúpido del tiempo.
Apenas una hoja amarilla
quemada de otoños.
Sólo ínfima nervadura graciosa
de vapor y carbono
a punto de caer
en el disoluto confín del espacio.
Y ahora/
cuando mi carne ya cierra
sus túneles
de otrora ríos sedientos...
Cuando la molécula falaz de la esperanza
ya cede el color de su última bandera...
¡que no llegue el amor entonces,
en la ausencia incipiente!
Que no venga a festejar
con sus lágrimas de sal...
con fumatas ociosa de llanto
esfumada dulzura y recuerdo.
¡Que ya no venga
con su postrer oración
a esta última puerta cerrada del bronce!
Autor: Juan C. L. Rojas
miércoles, 11 de mayo de 2011
Sueño después del sueño
Pude soñarte
una vez más esta noche
y arden mis ojos
vueltos a la suave grama que transitas
cuando la inquietud interroga de inmediato.
¿Dónde estarás
cuando buscando la primera luz
se abren las ventanas de mi ser?
¿Luz de quién
entonces
será tu rostro?
Y en esta mañana que te pienso/
cuando pretendo distraerme
en el desenredo del silencio/
en esta mañana de ausencia y lejanía
¿Qué sentirá tu piel
qué tus manos
añoradas de mis dedos?
El boceto de esta niebla de otoño
divaga entre el recuerdo....
y es así que me ilumina
...pero extraño sin embargo
la danza discreta de tu andar...
el fuego rítmico que encendemos/
La flor de tus labios conjugada en la sonrisa.
Veo tu luz
en las sombras de la luz
adentrándose en mi alma/
con su brillo/
y la elocuencia completa de tu mirar.
Suena el ventanal de mi balcón...
son los suspiros descubro
que se derrumban juguetones con el viento.
¿Volverás quizás a cultivar
al menos
los surcos de mi calma solapada?...
Sólo me responden
el misterio gris de esta niebla
y el viento sibilante
que atenaza a las paredes
¡Qué terco el sentimiento
que deja este mensaje
como un puente sublimado/
un puente que se extiende
hacia la otra orilla ansiada del regreso!
Autor: Juan C. L. Rojas
viernes, 29 de abril de 2011
Lucha
Esta lucha mía/
desvergonzada/
de tenaz sueño adolescente
cosida en cuerdas de acero en mis manos templadas.
Este vigor en las sombras
donde arde mi espíritu
a horcajadas sobre escaleras endebles.
Vehemencia mesiánica
que desenredar pretende
las trenzas sin concierto
donde pende el tembladeral...
titirital humano del que soy también
gota de espuma/
movedizo muelle/
aprendiz de equilibrista/
simple andante palaciego
o rey sin reino ni princesas.
Quijotesca ingenuidad/
fortaleza de átomo invisible/
insulsa visión
que congrega alegorías de arena/
confín de los médanos/
montículo verde en océano sideral.
¡Oigo! ¡Sí, oigo!... el son de los sueños/
rotos cristales entre cofres y herrumbres...
sonar de batallas, retumbos
en esta memoria sin manos
vedadas de tibias caricias
en el callejón oscuro del tiempo
donde degolladas ruedan
las frutas tímidas del amor.
...Y dormiré seguramente por fin/
con esta flor clavada en mi pecho
¡mas no aún!
no antes del último tropel
hollando mi cuerpo.
Autor: Juan C. L. Rojas
de tenaz sueño adolescente
cosida en cuerdas de acero en mis manos templadas.
Este vigor en las sombras
donde arde mi espíritu
a horcajadas sobre escaleras endebles.
Vehemencia mesiánica
que desenredar pretende
las trenzas sin concierto
donde pende el tembladeral...
titirital humano del que soy también
gota de espuma/
movedizo muelle/
aprendiz de equilibrista/
simple andante palaciego
o rey sin reino ni princesas.
Quijotesca ingenuidad/
fortaleza de átomo invisible/
insulsa visión
que congrega alegorías de arena/
confín de los médanos/
montículo verde en océano sideral.
¡Oigo! ¡Sí, oigo!... el son de los sueños/
rotos cristales entre cofres y herrumbres...
sonar de batallas, retumbos
en esta memoria sin manos
vedadas de tibias caricias
en el callejón oscuro del tiempo
donde degolladas ruedan
las frutas tímidas del amor.
...Y dormiré seguramente por fin/
con esta flor clavada en mi pecho
¡mas no aún!
no antes del último tropel
hollando mi cuerpo.
Autor: Juan C. L. Rojas
sábado, 5 de febrero de 2011
Soledades
Transito este congelado desierto que encadenan las centurias
donde a veces /solo a veces/
salta el chisporroteo de la luz intensa del alma
/del líder que crucifican/
...que enmaderan/
las siempre arrepentidas edades del barro.
Y portero de nubes soy...
Estas nubes que confluyen
en el espacio de mis sombras.
Estas sombras que dibujan al hombre
en su andar de esqueleto petrificado...
Esqueleto que cae al leve roce
de esa hoja de otoño que sesga impávida
la nevada sien de mi canción.
A pesar de la memoria canto/
porque bebo el agua dulce de tus ojos/
Tus ojos que encarnan
el fotón energizado de mis sueños/
mi esperanza.
Es por eso que vivo.
Es por eso que anhelo tus manos
para barrer de luz con tu amor/
estos horizontes oscuros.
Navego este río abrazado a tu cintura/
y me haces ver/
los peñascos alados de verde
en aquella ribera.
Litoraleña herencia me deja fluir
manso o bravío en este torrente.
¡Es a luz lenta que se construye la noche!
en esta carpa rudimentaria/ convaleciente templo/
anegado santuario de esta colectiva conciencia
desatinada y torpe del mundo.
¿Aguerrido me ves?
...comprende que es por tu corazón
que es fuerte el mío/
...y si hay gloria en mi frente
fue de tus manos
que ha brotado el laurel.
¡Oh , cuánto ganaría el mundo
si le hiciéramos perder
sus profundas soledades!
Dame tus brazos entonces
para marchar
entre esta confusa contienda/
y en este celo y deseo
otros tal vez
se unirán.
Autor: Juan C. L. Rojas
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